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¿Dos Caminos?
Por Dr. Oscar Elias Biscet.
Septiembre 19, 2003
A mi pueblo cubano donde quiera que te encuentres: sea dentro de nuestra
isla esclavizada o en el exilio en cualquier parte del mundo. Incluyo
también a aquellos descendientes de cubanos nacidos en otras tierras. A
todos ustedes les envió mi más caluroso y sincero saludo.
Nuestro esfuerzo para lograr la libertad incondicional de nuestra patria
se encuentra a punto de hacerse realidad. No tengo que acudir al detalle
para comunicarles lo que entre cubanos es de conocimiento común.
Sufrimos no de un estado de división ni de fragmentación de nuestros
principios, pero si en los métodos a utilizar. No carecemos de unidad de
criterios respecto a nuestros valores, pero si en los medios que debemos
aplicar para lograr nuestra libertad. Desgraciadamente, estas
insignificantes diferencias de opinión han dado cabida a divisiones
entre lideres del exilio y disidentes dentro de Cuba. Estas diferencias
han dado oxigeno a las llamas del mas reciente y peligroso obstáculo que
confrontamos.
Me refiero al movimiento por la complacencia, un movimiento que intenta
hacerle creer a los cubanos, fieles amantes de la libertad, que deben
aplaudir y complacerse con recibir pequeñas dosis de libertad. Un
movimiento que sugiere que los cubanos no merecemos la plena libertad,
solo pequeñas muestras de esta. A este movimiento de bajas expectativas
se une la especulación de que otros fragmentos de libertad y democracia
automáticamente lo seguirán. Este mal pensado movimiento no reclama para
los cubanos los derechos humanos básicos reconocidos internacionalmente,
solo lo sugiere. No reclama los derechos democráticos de la constitución
ultrajada de 1940 sino que, opta por el marco de la ilegitima
constitución comunista de 1976. Dicha constitución no es mas que un
instrumento de la opresión, un documento malévolo cuyo único propósito
ha sido la justificación de un estado totalitario y mal formulado. Esta
es una aberración ilegal que ha permitido y hasta fomentado la
encarcelación, la tortura y la ejecución de oponentes políticos sin el
mas mínimo derecho al proceso legal o a su defensa. Este es un engendro
ateo que ha servido solamente a aquellos que esclavizan a nuestro
pueblo.
A quienes se sientan agotados por mas de cuatro décadas de opresión
constante y de esfuerzo infructíferos, a los que por frustraciones y
desagrados han extraviado su compás moral, a los que hoy concluyen que
debemos apaciguar al opresor. A ellos les pregunto: es digno a la
memoria de los miles de jóvenes cubanos, nuestros mejores hijos, que
fueron llevados ante un paredón y fusilados por el simple delito de
defender nuestro derecho a la plena libertad, que ahora aceptemos la
complacencia? Merecen solo una libertad parcial aquellas docenas de
miles de patriotas que sirvieron décadas en prisión y que aun las
cumplen en la actualidad dentro de un sistema carcelario cuyos horrores
solo podemos imaginarnos? Merecen las incontables familias que fueron
separadas de sus seres queridos, destruidos en el
proceso, al igual que los que han perecido en el mar, o han muerto en el
exilio sonando con el regreso a su patria que ahora aceptemos las
migajas que nos ofrecen? Aceptaremos las derrotas tras casi medio siglo
de heroísmo patriótico en busca de nuestra libertad y democracia, o
mostraremos ante el mundo que la mas brutal y larga dictadura de nuestro
tiempo no pudo extinguir el inquebrantable espíritu de libertad de los
cubanos?
Debo expresarles que hemos llegado a una encrucijada en el camino de
nuestra historia. Hace casi medio siglo confrontamos como pueblo una
decisión histórica similar. En aquellos tiempos, muchos aceptaron las
palabras fatídicas que hoy se nos vuelven a circular: cualquier cosa
seria mejor que lo que ya tenemos. Se equivocaron entonces y se
equivocan también en la actualidad. Trágicamente, mas de 40 anos de
nuestra pesadilla nacional han transcurrido para encontrarnos una vez
mas ante la misma disyuntiva, con la oportunidad de rectificar nuestros
errores y convertirnos, verdaderamente, en dueños de nuestro destino.
Hago un llamado a la unidad de todos mis compatriotas. Existe solo un
camino ante nosotros, un camino que nos une e incluye a todos los
cubanos dentro y fuera de la isla de Cuba, un camino que reclama los
derechos de los ciudadanos en su totalidad. Un camino que exige la plena
democracia, la libertad incondicional del pueblo cubano bajo un sistema
de gobierno pluripartidista, electo democráticamente en elecciones
libres, generales. Un camino, donde se establezca un estado de derecho
que garantice la igualdad ante la ley sin distinción de raza, sexo o
creencias religiosas. Un camino donde se otorgue una amnistía
incondicional e inmediata a todos los presos políticos.
Compatriotas, demos un paso al frente y hagámoslo en forma clara y
decisiva. El trabajo que nos espera es difícil pero no imposible. Juntos
podremos lograr para nuestra patria, una democracia plena y merecedora
de sus ciudadanos.
A los lideres de las naciones democráticas del mundo, al pueblo
norteamericano y, en particular, al presidente de los Estados Unidos de
América, el señor George W. Bush, al que solicitamos solo un simple
compromiso: NO APOYAR O PROMOVER NINGUNA SOLUCION O ARREGLO RESPECTO AL
FUTURO DE LA NACION CUBANA QUE NO ESTIME ACEPTABLE PARA LA SUYA.
Que Dios ilumine nuestro camino por la libertad de Cuba.
DR. OSCAR ELIAS BISCET GONZALEZ
Prisión Kilo Cinco y Medio
Sección 3, Galera 30
Carretera Luis Lazo
Pinar del Río, Cuba
Cortesía de Roberto Jiménez
Fuente:
www.pdc-cuba.org
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