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Artículos
Complicidad, sumisión y tolerancia con el criminal PCC
Por Lázaro González Valdés*
Los congresistas estadounidenses que se reunieron con
altos funcionarios del Partido comunista de Cuba (PCC) se alinearon de
forma sumisa con este grupo excluyente y pidieron tolerancia para él, no
obstante que usurpa el poder, patrocina el terrorismo, desprecia los
pilares de la democracia y reprime con violencia a los opositores
pacíficos.
Obviando ese contexto fue más cómodo para los congresistas plegarse a
los intereses comerciales de los supercapitalistas que desesperadamente
buscan mercados para sus productos y servicios en medio de una de las
peores crisis económicas.
Al respecto Martin Luther King, Jr. señaló que “la sumisión y tolerancia
no es el camino moral, pero sí con frecuencia el más cómodo”.
Por su parte, en su obra Infiltración Mundial, el Licenciado Salvador
Borrego concluye que “sería conveniente un cambio de estructura
financiera, bancaria, industrial y comercial, que disolviera los
monopolios supercapitalistas. Esos monopolios que se valen de la fuerza
económica no para generar riqueza pública y privada (que es la función
inmediata del capital), sino para especular con transacciones inmorales
y ejercer presiones políticas”.
Pero esos cambios beneficiosos para cualquier democracia no son los que
se avizoran a pesar de que Barack Obama prometió durante su campaña que
pondría fin a los intereses especiales y a las presiones de los
cabilderos.
Por el contrario, Bárbara Lee, uno de los congresistas que se reunió con
los criminales del PCC, revelo: “Hay órdenes ejecutivas que pueden ser
aplicadas y que comenzarían a permitir una normalización de las
relaciones, y hablamos de lo que podría ser ejecutado inmediatamente”.
En representación del PCC, y ratificando la tesis de que el marxismo no
es enemigo del supercapitalismo, Fidel Castro le preguntó a los
congresistas estadounidenses “cómo podemos ayudar al presidente Barack
Obama a normalizar la relación entre ambos países”.
En conferencia de prensa la congresista Laura Richardson confirmó la
propuesta de Fidel Castro. “Nos miró directamente a los ojos... y nos
dijo: ¿Cómo podemos ayudar al presidente Obama?” -después Richardson
sentenció- “Es tiempo de hablar con Cuba”. Sospechosa y paradójicamente
ninguno de los siete congresistas de Estados Unidos de América quiso
dialogar con los opositores al régimen comunista.
Mientras Laura Richardson resaltaba lo saludable que lucía el dictador
Fidel Castro, el Doctor Oscar Elías Biscet y otros cientos de presos
políticos soportan increíbles torturas mentales y físicas por defender
los pilares de la democracia.
La congresista Richardson remata sus declaraciones aseverando que Fidel
Castro “nos pidió que le mandáramos más información sobre el Dr. Martin
Luther King, Jr. porque (Castro) lo venera”.
Sin embargo, cualquier opositor cubano tiene hoy la misma visión que
Luther King tenía cuando confrontaba a la injusticia: “Sueño con el día
en que el bien derrotado vencerá al mal triunfante”.
El mal que representa el PCC ha triunfado. Es un triunfo temporal por la
complicidad, la sumisión y la tolerancia de personas sin ética,
comprometidas con poderosos monopolios del comercio como esos siete
congresistas estadounidenses que se reunieron con criminales e ignoraron
a los defensores de la democracia en Cuba. Pero el bien derrotado hoy
por falta de solidaridad vencerá inevitablemente porque como profetiza
Eclesiastés 3:1: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo
del cielo tiene su hora”.
*Lázaro González Valdés,
Exprisionero político (conciencia) en Cuba, fue uno de los cinco ejecutivos
principales de Concilio Cubano y fue detenido durante la ola de arrestos
que fue causa parcial de la no celebración del Concilio Cubano en 1996.
Actualmente reside en Miami y continua contribuyendo a la causa de la
libertad de Cuba, dirige la página de Internet Semanario a Fondo, Dirige
S.O.S. Justicia, organización encargada de recoger denuncias de
violaciones a los Derechos Humanos cometidas por el actual sistema
comunista en Cuba para en su momento oportuno tornar dichas denuncias a
los tribunales competentes.
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