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Artículos
En el comunismo si muere el perro ... sigue la
rabia
Por Ing. César L. Alarcón,
doctor honoris causa
Cuarenta y ocho años equivalen a más de media vida de cualquier
individuo. Este es el tiempo que el pueblo de Cuba ha venido siendo
desarraigado por el régimen comunista.
Creo que la pregunta que debemos hacernos hoy los cubanos es: ¿estoy
dispuesto a reconquistar la libertad de mi nación con el valor que
otrora tuvieron José Martí, Antonio Maceo, Máximo Gómez, Ignacio
Agramonte y otros bravos que a lo largo de nuestra historia han dado
todo, hasta sus vidas, por esa causa?
Desde 1959 se ha impuesto por la fuerza en Cuba la pandilla de
delincuentes que organizó el partido comunista, las fuerzas armadas, el
ministerio del interior y demás órganos y procedimientos para aniquilar
cualquier brote de libertad y democracia en la isla.
Por eso el miedo ha encontrado terreno fértil en la población cubana
cuyos líderes opositores no han sido capaces al momento de unir
suficientes fuerzas, ni de organizar acciones completamente efectivas para enfrentarse con éxito a la maquiavélica maquinaria de muerte y
destrucción marxista, la cual cuenta con el apoyo de la izquierda
internacional así como de algunos sectores que anteponen sus ganancias
comerciales a los derechos humanos.
El escenario que se vislumbra es más terrible de lo que se puede
calcular. Cuando algunos dijimos que habría sucesión casi nadie creyó,
no obstante que así se estableció desde 1976 en la constitución
socialista (creada e impuesta en absoluta violación de la magna ley de
1940), ordenamiento marxista que como prostituta se deja manipular al
antojo y conveniencia de su chulo el partido comunista de Cuba (PCC) que
para propiciar este acto de corrupción con apariencia de legalidad creo
la mal llamada Asamblea Nacional del Poder Popular, órgano que
invariable y desfachatadamente vota de forma unánime en cada sesión
apoyando los atropellos que el PCC le inflige a la sociedad cubana.
Fuera de Cuba existen algunos compatriotas que en verdad no se sabe a
quién o a qué responden realmente. Ellos no se cansan de pregonar
“Muerto el perro, se acabó la rabia”, slogan sin fundamento que no sólo
ocasiona falsas esperanzas sino que origina ese compás de espera adverso
para la necesaria Unidad de las fuerzas anticomunistas. Estos
desorientadores a veces se creen voceros del pueblo de Cuba y no se
puede negar que son buenos para recaudar dinero proveniente de los
ingenuos, quienes no se percatan que para meter las manos en sus
bolsillos a favor de alguien hay que pedirle primero planes viables y
luego exigirle resultados positivos antes de volver ha darle dinero y
confianza.
La hipótesis de estos compatriotas no se convirtió en tesis. Fracasó
porque no fue fundamentada en datos científicos. La prueba de ello es
que ya el perro rabioso no gobierna. El animal yace en espera de la
muerte pero sin embargo ríe pues él sabe que escapo al juicio final de
sus víctimas. Cuando muera Fidel Castro los cubanos dignos cargaremos
con la vergüenza de haber sido incapaces de unirnos para derrocar a la
minoría opresora del PCC y presentar al jefe de esos terroristas ante la
ley, en juicio justo como corresponde a toda nación civilizada. Fidel
Castro sus militantes del PCC son responsables de asesinatos políticos,
de arrestos, encarcelamientos, destierro, exilio ... del horror sin
precedentes en la Historia de Cuba.
El perro rabioso muere pero la sucesión marcha según lo previsto ... a
toda máquina. Ningún gobierno ha roto relación con los sucesores de
Fidel Castro. Al contrario. España va a la cabeza de los cómplices y
desde ese y otros países no cesan las llamadas telefónicas ni los faxes
con peticiones para visitar Cuba y hacer componendas con los sucesores.
Delegaciones de alto nivel de Europa, de América Latina, de Asia, de
África y hasta de Estados Unidos de América viajan al estado
antidemocrático de Cuba. En esas delegaciones van los amigos del PCC
para asegurar su parte del botín antes de que las auras se coman lo que
quede del émulo caribeño de Calígula. El sucesor de turno advirtió hace
poco que con Fidel vivo es más fácil negociar que con él muerto.
Por suerte, de los cubanos depende nuestro futuro. Los hechos confirman
que la dictadura sigue de pie, con vida, oprimiendo, recibiendo apoyo
internacional cada día y más comercio, hasta de Estados Unidos de
América. No podemos permitir que Cuba se acabe de hundir. Tenemos que
cercar y vencer al clan de los generales castristas que -según reportes
confiables- es el que administra y decide la mala suerte del pueblo
cubano que trata de escapar de la misma por medio de la emigración o de
la prostitución. Debemos aprender de nuestros errores y optar por la
Unidad de fuerzas que otrora logró Martí. Tenemos que aplicar los
métodos históricos de lucha para echar del poder al usurpador PCC.
Ahora se ve en foros de apoyo a la causa cubana a algunos ex jefes de
estados y políticos que durante sus mandatos nada o muy poco hicieron a
favor de la causa de liberación de los cubanos. Los vemos asistir a esos
foros con los gastos pagos y hablan de lo que pudo haber sido y no fue.
Esos actos de solidaridad son positivos cuando asisten políticos
consecuentes. Los políticos honestos conocen bien la situación de Cuba,
saben la solidaridad y la ayuda que necesitan los cubanos. Por tanto, en
este tiempo de guerra por la libertad debemos reconocer como foros
auténticos sólo aquellos en que los políticos y personalidades invitados
participan sin cobrar y sin que les paguen los gastos. Quienes viven en
libertad disponen de medios para pagar sus gastos. Es deber patriótico
exigir que los fondos que se obtienen del gobierno federal
estadounidense y de otras entidades que también reciben dinero del
contribuyente americano se destinen de modo mayoritario para los
valientes compatriotas que pelean verdaderamente por la democracia y por
la libertad en Cuba mediante métodos de lucha viables como la
resistencia cívica. Ellos son quienes necesitan esos fondos porque el
régimen los echa de sus empleos.
Sólo la Unidad de acción de las organizaciones que quieren erradicar al
PCC podrá conseguir el prestigio para sacar del estado de inmovilidad al
pueblo de Cuba. De ese liderazgo, de la confianza y del apoyo efectivo
que reciba el mismo dependerá el final de la opresión marxista. Todos
los recursos para luchar deben ser depositados en las manos de los
mambises verdaderos, no en las de los falsos mambises de salón cuyos
discursos infundados y análisis especulativos desorientan a los
luchadores tocando a retirada o al compás de espera cuando llegó el
momento del toque a degüello.
El liderazgo legítimo, fundado en el consenso de las urnas, será el
único capaz de dar los pasos necesarios para crear las estructuras que,
con el debido financiamiento y mediante el uso de los métodos de lucha
reconocidos por la Historia (desobediencia civil o rebelión o ambos)
propine el golpe mortal a los opresores comunistas. Nadie, absolutamente
nadie se deje engañar, liberarse de la opresión marxista es tarea única
de los cubanos. Es la pelea que los cubanos tendremos que dar, y pagar
el precio que cueste, porque en el comunismo si muere el perro... sigue
la rabia.
Baltimore, Maryland.
22 de octubre de 2006.
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