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 Posted on Fri, Mar. 12, 2004

España sangra por los atentados terroristas.
MATTHEW SCHOFIELD/Knight Ridder
MADRID

Más de 190 personas murieron y por lo menos otras 1,400 resultaron heridas cuando una serie de bombas explotaron en trenes de Madrid ayer por la mañana en una hora de gran tráfico. Fue el atentado terrorista más sangriento en la historia de España.

Funcionarios del gobierno acusaron rápidamente al grupo separatista vasco ETA que desde hace 40 años ha estado librando una sangrienta campaña separatista. Posteriormente, una carta a un periódico londinense de lengua árabe atribuyó los ataques a la red terrorista de Al Qaida, aunque sin ofrecer pruebas.

La carta, que bautizó las explosiones como ''Operación Trenes de la Muerte'', calificó los ataques como ``una forma de arreglar viejas cuentas con España, cruzada y aliada de Estados Unidos en su guerra contra el Islam''.

La carta, entregada al periódico Al Quds Al Arabi, estaba firmada por las Brigadas Abu Hafs al Masri, el mismo grupo que el año pasado reclamó la responsabilidad por las bombas que explotaron en noviembre en dos sinagogas de Turquía y en agosto en el hotel Marriott de Indonesia. Sin embargo, en otras ocasiones, el grupo, vinculado a Al Qaida, ha reclamado falsamente responsabilidad por otros ataques y algunos oficiales de inteligencia piensan que sólo tiene una existencia nominal.

En la noche de ayer, la policía española reportó haber encontrado una furgoneta con siete detonadores, una cinta en árabe y pasajes del Corán, y dijo estar investigando si tenía alguna relación con los ataques.

''Madrid no se recuperará nunca de este dolor'', aseguró el alcalde Alberto Ruiz Gallardón.

Las bombas fueron transportadas a los trenes en mochilas, y se cree que fueron hechas con dinamita y otros explosivos robados en Francia hace tres años.

La policía aseguró que los trenes habían sido atacados con 10 bombas y que se habían podido detectar y detonar otras tres.

Las explosiones se produjeron a pocos minutos unas de otras, justo cuando los pasajeros --trabajadores y estudiantes-- se estaban preparando para bajar en las estaciones de trenes que se encuentran en el lado sur de la ciudad. La más afectada fue Atocha, la principal estación de la capital.

Testigos describieron escenas de indescriptible confusión, con vagones y plataformas bañados en sangre y sembrados de brazos y piernas desprendidos. Varios trenes quedaron destrozados por múltiples explosiones.

El número de muertos y heridos era abrumador. Médicos y socorristas realizaban operaciones de emergencia entre los destrozos y autobuses de la ciudad eran convertidos en ambulancias, mientras se establecían improvisadas morgues.

La policía bloqueó el acceso a las estaciones pero aún desde lejos se podían ver docenas de cuerpos ensangrentados en el suelo de gravilla.

La conmoción se extendió mucho más allá de las estaciones. Por todo Madrid había gente llorando sentada en las aceras. Extraños se abrazaban en las esquinas. Muchos dueños de negocios pasaron el día sin saber si sus empleados ausentes habían sido víctimas de las explosiones.

En uno de los hospitales, una enfermera capturó el horror del día, al observar que ``los teléfonos celulares de los muertos seguían sonando''.

El rey Juan Carlos y la reina Sofía visitaron un hospital tras otro. ''Quienes hicieron esto no son más que viles y cobardes asesinos'', declaró el rey en un llamado a la nación.

ETA permaneció como el principal sospechoso durante el día, puesto que el grupo ha puesto más de 800 bombas en su guerra por acabar con el dominio español sobre cuatro montañosas provincias cerca de la frontera con Francia. Sin embargo, algunos funcionarios reconocieron que los atentados tenían poca similitud con anteriores ataques de ETA.

El grupo terrorista generalmente hace una advertencia antes de sus ataques, apunta a objetivos gubernamentales y mata a menos personas. Hasta la fecha, el año más violento del grupo provocó 118 muertos, y la mayor de sus bombas mató a 21 personas.

ETA también es conocida por reclamar la responsabilidad de los ataques.

Arnaldo Otegi, el líder de Batasuna, el brazo político de ETA, emitió una declaración censurando los ataques y otros partidarios de la organización separatista dijeron que los ataques tenían las huellas de la ``resistencia árabe''.

Oficiales de inteligencia en Washington observaron que los explosivos utilizados en los atentados del jueves parecen ser iguales a los encontrados el 29 de febrero en una furgoneta confiscada en la provincia de Cuenca, en España. La furgoneta llevaba 1,182 libras de explosivos, incluyendo 66 libras de dinamita y más de 1,100 libras de cloratita, un explosivo comercial.

La furgoneta y un automóvil que la acompañaba venían de Francia y se dirigían a Madrid y se sospechaba que ambos choferes eran miembros de ETA.

El ministro del Interior de España fue citado en el sitio electrónico del periódico El País diciendo que los funcionarios también estaban investigando un posible vínculo con Al Qaida.

La carta a Al Quds, el periódico londinense, hacía un dura referencia al jefe del gobierno español, José María Aznar, que se retira de la vida política tras las elecciones del domingo. Según El País, decía: ``Aznar, ¿donde está ahora Estados Unidos? ¿Quién te va a proteger de nosotros; el Reino Unido, Japón, Italia?

Aznar, en un discurso a la nación, pidió tres días de duelo nacional. Los partidos políticos anunciaron que suspenderían sus campañas políticas antes de las elecciones del domingo.

Aznar se comprometió a aplastar a cualquiera que hubiera puesto las bombas. ''No hay negociación posible con estos asesinos'', enfatizó.

Se estima que Aznar prácticamente ha eliminado a ETA durante su mandato. Más de 600 miembros de la organización han sido arrestados. Algunos expertos sugirieron ayer que sólo quedan un par de docenas de miembros del grupo separatista.

Expertos de toda Europa especulaban que los ataques eran un último y desesperado esfuerzo de ETA o por hacer sentir su presencia y tratar de sembrar confusión en las próximas elecciones.

Algunos también observaron que por lo menos un miembro de ETA parecía haberse unido a Al Qaida en los últimos años.

Anastasia Ustinova y Frank Davis, corresponsal de The Miami Herald en Washington, contribuyeron a este artículo desde Washington.
 

Fuente: El Nuevo Herald