|
|
Murió
Orlando Bosch. E.P.D.
Miami, FL. 28 de abril del 2011. Orlando Bosch, uno de los activistas
anticastristas más prominentes en el mundo, acusado y luego absuelto en
la voladura de un avión comercial cubano en 1976, murió en Miami el
miércoles, según un comunicado emitido en nombre de la familia por Pedro
Corso, un activista anticastrista y amigo de la familia. Tenía 84 años.
Su muerte se produjo después de “enfrentar una larga y dolorosa
enfermedad” que no fue detallada. La causa de su muerte no fue anunciada
de inmediato.
“Orlando falleció a las 12:05 de la tarde hoy (miércoles) que Dios lo
tenga en su gloria”, dijo Corso. “Yo estaba ahí con él”. Bosch fue uno
de dos militantes del exilio, siendo el otro Luis Posada Carriles, que a
lo largo de la segunda etapa del siglo pasado quedaron identificados con
la larga lucha armada contra el régimen comunista cubano.
Posada, de 83 años, fue juzgado recientemente en El Paso, Texas, bajo
cargos de mentir a funcionarios de inmigración acerca de cómo se
infiltró en el país en el 2005 y sobre su presunta participación en
atentados contra lugares turísticos de Cuba en 1997.
Fue absuelto unánimemente por el jurado de todos los cargos tras un
juicio de 13 semanas. En 1976, Posada y Bosch fueron detenidos en
Venezuela y acusados de planear el ataque contra el avión, un cargo
negado rotundamente por ambos, igualmente fueron absueltos de los cargos
por tribunales venezolanos en dos ocasiones.
Bosch, en una autobiografía publicada en septiembre, incluyó un capítulo
sobre el ataque al avión en el que afirma categóricamente que no tuvo
“responsabilidad alguna en este sabotaje’’. En una entrevista telefónica
en julio del 2005, dos meses después de que Posada fuera detenido en
Miami, Bosch le dijo a The Miami Herald que la verdad sobre la voladura
del avión sería revelada en una cinta y documentos que se harían
públicos después de su muerte.
Pediatra de profesión, Bosch abandonó la práctica médica a cambio de la
lucha armada contra Castro. Un guerrillero rural anticastrista en
primera instancia, Bosch finalmente llegó al exilio en el sur de la
Florida y se unió a las filas de los “hombres de acción’’ que en alguna
época proliferaron en la lucha anticastrista.
Estos tenaces militantes anticastristas operaban como combatientes
internacionales, constantemente en la clandestinidad en otros países. De
vez en cuando emergían del clandestinaje para atacar un objetivo del
gobierno cubano.
Terroristas para algunos, estos “hombres de acción” atacaban objetivos
en la isla desde Estados Unidos o atacaban intereses cubanos o intereses
de aliados de Cuba en otros países. Quizá el ataque más famoso atribuido
a Bosch se produjo el 16 de septiembre de 1968 cuando él y otros
exiliados presuntamente dispararon un rifle sin retroceso contra un
carguero polaco fondeado en el Puerto de Miami.
Encontrado culpable por el ataque, Bosch fue condenado a 10 años en la
penitenciaría de Atlanta, y después de ser puesto en libertad
condicional huyó al extranjero.
Bosch no volvería a Miami sino hasta 1988, después de haber sido
absuelto de la acusación vinculada a la voladura del avión y puesto en
libertad en Venezuela. Bosch llamó a su estrategia de combate
anticastrista “guerra por los caminos del mundo”, un método por el cual
estaba dispuesto a ir a cualquier parte del planeta para atacar
objetivos gubernamentales cubanos.
Escribió en su libro Los Años Que he Vivido que eligió la lucha armada
por el deseo de liberar a Cuba de la tiranía de Castro.
“La etapa más crucial de mi vida fue cuando concluí que la violencia era
el único método de lucha que nos dejaban a los cubanos”, escribió Bosch.
“Tuve que renunciar a todo lo que era mi vida hasta entonces: la familia,
los hijos, los amigos y principalmente, mi profesión”.
Nacido el 18 de agosto de 1926 en la localidad de Potrerillo, a unos 247
kilómetros al este de La Habana, Bosch fue uno de los hijos de Miguel
Ángel Bosch Ávila Cruz y Rosa Villalonga.
El padre de Bosch fue inicialmente policía en Potrerillo y más tarde
dueño de un restaurante en el mismo pueblo. Su madre era maestra.
Después de asistir a la escuela primaria y secundaria en lugares
aledaños a Potrerillo y la cercana ciudad de Santa Clara, Bosch y su
hermano Miguel Ángel se trasladaron a La Habana en 1946 para
matricularse en la escuela de medicina de la Universidad de La Habana.
Fue allí que Bosch vio por primera vez a Fidel Castro, el hombre que
eventualmente combatió casi por el resto de su vida como enemigo
acérrimo. En un pasaje de su autobiografía, Bosch recuerda su primer
encuentro con Castro en un episodio tenso que casi culmina en tiroteo
frente a un café frecuentado por estudiantes.
Bosch, como millones de otros cubanos en ese entonces, apoyó a Castro
como líder de la revolución que finalmente obligó al dictador Fulgencio
Batista a huir de Cuba en la madrugada del 1ro de enero de 1959.
Bosch incluso desempeñó un papel importante en una célula revolucionaria
clandestina del M-26 o Movimiento 26 de Julio que operaba en Las Villas,
en apoyo de las fuerzas de Castro en la Sierra Maestra.
“Yo pertenecí a la célula clandestina de la cual Bosch era jefe en Las
Villas”, recuerda Mariano Cruz, ahora cartero en Miami quien como Bosch
y cientos de miles de otros cubanos huyeron de la isla luego que Castro
tomó el poder.
Cruz dijo que llegó a conocer a Bosch personalmente en Miami pero que
había oído de él en Las Villas cuando ambos apoyaban la revolución
contra Batista.
De acuerdo con su autobiografía, Bosch se vio obligado a huir a Miami a
finales de 1950 porque las fuerzas de Batista estaban a punto de
arrestarlo. A su llegada aquí, Bosch escribió en su libro, tuvo que ser
hospitalizado a causa de una úlcera sangrante.
Cuando Batista huyó de Cuba, Bosch regresó de inmediato a la isla para
ayudar a reconstruir el país como partidario del triunfo de la
revolución.
No pasó mucho tiempo para que Bosch empezara a desilusionarse de la
revolución. Encuentros con Fidel Castro y el líder revolucionario
cubano-argentino Ernesto “Che’’ Guevara le confirmó sospechas de que una
dictadura y el comunismo estaban en el destino de Cuba.
Bosch escribe que se molestó cuando Guevara hizo caso omiso de su
petición de no ejecutar a dos hombres acusados de ser informantes, a
menos que se les formulara un juicio primero. Bosch dice en su libro que
ayudó a organizar la primera rebelión anticastrista en las montañas del
Escambray, después de que Fidel Castro ignoró sus peticiones para
detener la confiscación de empresas y propiedades de pequeños
empresarios.
Bosch salió de Cuba por última vez en julio de 1960 para continuar la
lucha anticastrista desde el extranjero, sobre todo después de que la
rebelión del Escambray y la invasión de Bahía de Cochinos apoyada
parcialmente por la CIA fracasaran.
En su libro, Bosch dice que se negó a unirse a la operación de Bahía de
Cochinos porque los funcionarios estadounidenses se habían negado a
ayudar a los combatientes del Escambray.
A mediados de la década de 1960, Bosch inició la organización de ataques
contra Cuba desde la Florida, sin autorización de Washington.
De 1964 a 1968, Bosch quedó vinculado a una serie de acciones que en
varias ocasiones le provocó problemas con autoridades locales y
federales de los Estados Unidos.
En 1964, por ejemplo, la policía arrestó a Bosch por presuntamente
remolcar un torpedo de fabricación casera por el centro de Miami durante
las horas de más transito. Y en 1966, la policía encontró seis bombas de
100 libras cada una en el maletero del Cadillac convertible donde
viajaba Bosch y que se había detenido en un retén.
Dos años más tarde, Bosch fue arrestado en conexión con el ataque al
carguero polaco en el Puerto de Miami. Meses más tarde, Bosch fue
declarado culpable y condenado a 10 años de prisión en la penitenciaría
federal de Atlanta.
Detrás de las rejas, Bosch aprendió a pintar oleos tomando lecciones de
otro recluso. Eventualmente, Bosch pintó infinidad de paisajes cubanos.
En su autobiografía Los Caminos del Guerrero, publicada en 1994, Posada
dice que las pinturas de Bosch lo inspiraron a dedicarse a la pintura
también y que aprendió técnicas de Bosch, en una de las cárceles en
Venezuela donde los dos exiliados cubanos estuvieron detenidos a raíz de
la voladura del avión cubano. Posada también le da crédito a otro
recluso identificado como Jan.
“Bosch se anima y empieza a pintar, tiene experiencia, pinta bien y pasa
largas horas enseñándome’’, Posada escribió en su libro. “Puedo decir
que él me enseñó y, observando a Jan, me perfeccioné’’.
Dejado en libertad condicional en 1972, Bosch regresó a Miami, pero
luego huyó a América Latina. Pasó varios años en la clandestinidad en
Chile, Costa Rica, República Dominicana y Venezuela.
Fue en Caracas donde Bosch y Posada terminaron siendo arrestados en 1976
y acusados en conexión con el atentado de 1976 contra el avión cubano
que dejo 73 muerto.
Cuatro años más tarde, ambos fueron absueltos en el caso por un tribunal
militar de Venezuela. Pero Bosch y Posada permanecieron en prisión en
espera del resultado de una apelación de la fiscalía a un tribunal
civil.
Posada escapó de la prisión en Venezuela en 1985, pero Bosch se quedó en
prisión y fue absuelto en última instancia por el tribunal civil en
1987.
Liberado, Bosch regresó a Miami en 1988, pero fue detenido de inmediato
por violar la libertad condicional otorgada tras la condena por el
ataque al carguero polaco.
Después de terminar una sentencia de tres meses, Bosch fue detenido
nuevamente por las autoridades de inmigración que lo pusieron en proceso
de deportación como criminal convicto. Bosch, a continuación, pidió
asilo, pero las autoridades de inmigración rechazaron su solicitud.
Bosch permaneció recluido mientras las autoridades de inmigración, sin
éxito, trataron de deportarlo a cualquier país que no fuera Cuba.
A final de cuentas, Bosch logró evitar la deportación. Escribió en su
autobiografía que el presidente George H. Bush anuló la orden de
deportación en 1990.
Al principio, las autoridades de inmigración mantuvieron a Bosch
esencialmente bajo arresto domiciliario después de ser puesto en
libertad en Miami, pero poco a poco las condiciones estrictas de
supervisión fueron desapareciendo.
A principios y mediados de la década de los años noventa, Bosch volvió a
aparecer en público recaudando dinero supuestamente para operaciones de
sabotaje contra el régimen cubano.
Para evitar que la actividad entrara en conflicto con las autoridades
federales, Bosch eufemísticamente se refería a la recaudación como
mezcla para los albañiles, al parecer referencias indirectas a posibles
explosivos para los saboteadores.
No está claro si los fondos recaudados por Bosch durante su campaña
resultaron en ataques dentro de Cuba.
Una serie de atentados con bombas en lugares turísticos de Cuba en 1997
fueron atribuidos a Posada, quien fue enjuiciado en El Paso
recientemente por presuntamente mentir acerca de su presunto papel en
los ataques. Posada resultó absuelto.
Luego de la campaña de mezcla para los albañiles, Bosch mantuvo un
perfil público bajo, incluso después de que Posada se infiltrara en el
país en el 2005.
La última vez que el nombre de Bosch apareció en los titulares fue en
octubre del año pasado cuando una organización le otorgó una placa en un
centro académico de la Universidad de Miami, una acción que desencadenó
protestas de algunos profesores de la universidad y de otras
universidades del país.
El Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo
conmemoró el 12 de octubre 50 años de lucha armada en Cuba en el lugar.
En diciembre Bosch y Posada aparecieron juntos en la presentación formal
de la autobiografía de Bosch, Los Años que he Vivido.
En el último capítulo, titulado Epítome de Vida, Bosch expresa su
profunda preocupación por el futuro de Cuba dado que cientos de miles de
exiliados viajan con frecuencia a la isla para visitar familiares en
virtud de un programa autorizado por el presidente Barack Obama.
Bosch decía que los viajes de exiliados a Cuba ayudan al régimen cubano
a obtener divisas.
“A esos que regresan a la Patria como turistas habría que recordarles...que
frente a los tiranos sólo la fuerza convida el diálogo, el diálogo a las
concesiones justas y ennoblecidas’’, dice Bosch en su libro.
A Bosch le sobreviven su segunda esposa, Adriana, y sus hijos de sus dos
matrimonios, Karen, Lourdes, Myriam, Orlando, Vivian y William, así como
cinco nietos.
Fuente: © 2011 El Nuevo Herald.
Alfonso Chardy
|
|