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"Grupo
de Notables": una propuesta.
Por
Jorge Hernández Fonseca
A punto de caer el telón que pondrá fin a la grotesca escenificación, en
la que los cubanos hemos sidos manipulados como actores de tercera
categoría dentro de la peor tragedia que nación alguna padeciera “en
tiempos de paz”, se impone la cordura y el pensamiento objetivo de sus
hijos, con vistas a encontrar una salida aceptable a la crisis
económica, política y moral en el que la dictadura castrista ha lanzado
a una vapuleada y exhausta Nación Cubana.
Acontecimientos recientes señalan inequívocamente los movimientos,
lentos pero seguros, de la cúpula gobernante cubana actual para
garantizar su continuidad a la muerte del dictador.
Es evidente que se alarga ex profeso la situación de indefinición en la
cúpula gobernante, que sólo favorece a los que pretenden continuar con
el lamentable estado de cosas dentro de la isla. El dictador ya es un
mal recuerdo de épocas pasadas. Sus “reflexiones” adolecen de la
senilidad propia de su edad y su última aparición televisiva, lejos de
mostrar aquel líder guerrillero, nos entregó un anciano recordando sus
épocas ‘de luchas’, haciéndolo víctima propicia de la cúpula, que lo
mantiene ‘acicalado’ artificialmente como símbolo de lo que fue.
En paralelo --e internamente-- se propala una suerte de rumor prometedor
que tiene a China como modelo, con la esperanza de un futuro de
opulencia con Raúl, en el supuesto que el hermano del dictador haría lo
que ningún otro gobernante comunista consiguió en la historia del
socialismo mundial (sin re-instaurar el capitalismo, como hizo China)
para preservar los cada vez menos evidentes y casi olvidados “logros de
la revolución”. Un engaño para ganar tiempo.
En el plano internacional, la visita del canciller español Miguel
Moratinos a Cuba, la terminada reunión Cuba-España (supuestamente sobre
Derechos Humanos) y la visita conciliatoria de la Secretaria de Estado
de EUA, Condoleezza Rice a Madrid, vino a cerrar el “lazo de cuero”
continuista. Estos movimientos constituyen la costura final de las
reuniones que previamente los generales de Raúl mantuvieron con la
cúpula socialista española por un lado, y por otro, con los
“empresarios” norteamericanos que negocian con Cuba alimentos y
explotación petrolera, para dar soporte político al plan raulista
internacional en su eje principal: Europa-EUA.
En el escenario norteamericano sin embargo, las cartas, aunque existen
--y Condoleezza las conoció en parte en Madrid-- todavía no pueden
jugarse por la relativa cercanía de las elecciones presidenciales, pero
los movimientos en marcha y las reuniones anti-embargo (y pro petróleo)
nos señalan como mínimo la “neutralidad” del gigante del Norte ante la
canallada en ciernes, escudada en la estela lamentable dejada por la
espía cubana Ana Belén Montes.
Como si todo esto fuera poco, el ambiente internacional no deja espacios
para la proclamación de una lucha frontal de los cubanos contra la
dictadura, en función de los “sagrados” intereses de la lucha
internacional contra el terrorismo, abrazada por países que --ellos
mismos-- tuvieron que librar una guerra para obtener su independencia
usando los métodos que ahora deploran. El caso Posada Carriles es un
triste ejemplo que hemos tenido que sufrir amargamente.
A pesar de lo anterior, los cubanos exiliados tenemos el deber de jugar
un papel que a los hermanos de la isla les está prohibido. Acercarnos e
influir en los gobiernos de los países donde estamos insertados y que
conforman el concierto mundial de las naciones. En Estados Unidos la
comunidad cubana ha demostrado con creces la influencia que es capaz de
tener. Sin embargo, nos ha faltado hablar con una sola voz, o por lo
menos, de manera coordinada.
No es necesaria la unidad política e institucional de todos los partidos
y organizaciones cubanas para poder hablar con una voz. Cuando Jorge Mas
Canosa hablaba ante el Congreso de los Estados Unidos, en la década de
los 90, se podía decir que hablaba en nombre de la Cuba opositora de
dentro y fuera de la isla. Lo hacía cuando era recibido por presidentes
y cancilleres en Latinoamérica y alrededor del Mundo. Ninguna otra
organización cubana fuera de su Fundación le estaba subordinada. Sin
embargo, él hablaba en nombre de la Cuba opositora.
De hecho, en cualquier país libre y democrático, la voz que representa
la Nación es la de su presidente, o la de su Primer Ministro, sin que
necesariamente haya habido unidad de todos los partidos políticos de ese
país. El pluripartidismo en todos los países democráticos del mundo es
un cuño distintivo y diverso. Sin embargo, el país habla con una sola
voz, la de su presidente.
Los cubanos en el exilio tenemos una condición especial. No podemos
regresar a Cuba y no podemos ejercer nuestro derecho al voto para
decidir nuestros asuntos. Esto nos obliga, a pesar de tener múltiples
partidos y organizaciones políticas, a intentar organizar otra manera de
contar con una representación única, que sea reconocida como hablando en
nombre de todos los cubanos opositores a la dictadura, con vistas a
tener fuerza política e influencia real.
Repito, no es necesario unir a todos los partidos existentes en esa
representación. Bastaría que esos partidos y organizaciones cubanas
reconozcan la legitimidad de esos “representantes”. Es muy difícil
organizar votaciones de cubanos individuales para elegir sus
representantes. Ha habido intentos, pero con destino incierto. Los
propios partidos y organizaciones políticas existentes tienen en sus
manos la solución. Esos partidos tendrían suficiente fuerza y apoyo
moral para designar por consenso a los representantes de la oposición
cubana en el exilio.
Sería conveniente --evitando la disputa entre los líderes actuales-- que
la representación recayera en personalidades reconocidas del exilio, que
no formen parte de los partidos políticos existentes, o de las
organizaciones ya estructuradas. Hay suficientes empresarios, artistas,
intelectuales, escritores, periodistas, profesionales, entre otros
cubanos exiliados de prestigio y de éxito profesional --que no entrarían
en la política por dinero-- de entre los cuales se pudiera seleccionar
un “equipo de notables”, que hablarían a nombre de la oposición política
cubana.
Esta representación no precisa de unanimidad. Habrá detractores y habrá
voces disonantes. Ningún partido u organización le deberá obediencia. Lo
importante es contar con un equipo de “cubanos notables”, reconocidos en
sus áreas de actuación, que con dinámica propia representen los
intereses de la oposición política cubana ahora huérfana
internacionalmente, de manera a actuar en la esfera mundial en lo que a
la libertad de Cuba respecta.
No será el fin de la
dictadura, pero será el inicio del cabildeo en todos los países
democráticos del mundo (Cuba tiene cubanos notables en prácticamente
todos los países del mundo) con vistas a tener una presencia
internacional como balance a la influencia nefasta del servicio exterior
dictatorial y sería una voz de peso en las tribunas que paulatinamente
se irán abriendo al escuchar nuestros reclamos de libertad y derechos
para los cubanos de la isla, sobre todo, preparándonos para el momento
de la muerte del dictador y el cambio por venir.
Sería la voz única que defendería ante España por ejemplo, los reclamos
del pueblo oprimido de la isla. Que defendería ante la UE los derechos
confiscados por la dictadura. Que defienda ante EUA el derecho a tener
en cuenta el pueblo oprimido y no solamente el estado ladrón que compra
sus productos agrícolas. Que defienda ante la OEA y la ONU,
representando a los cubanos opositores, los derechos negados al pueblo
de Cuba. Que defienda ante la Comisión de Derechos Humanos, con una sola
voz, los reclamos y los abusos que a diario se cometen. Que defienda en
fin, a una Cuba Libre de los planes continuistas en marcha dentro de la
isla.
No podemos hacer elecciones, no podemos unir todos los partidos
políticos y organizaciones opositoras, establezcamos entonces un “grupo
de notables” con un consenso mínimo y así, al menos, seremos escuchados
por los países libres y democráticos de todo el mundo.
Fuente:
www.cubalibredigital.com
6 de Junio de 2007
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