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Declaración de SOS Justicia.
Estados Unidos de América, julio 30 de 2006.


Aunque Fidel Castro (entre otros postulados) basó su auto defensa “La Historia me Absolverá” en el derecho de resistencia cívica formulado por el estadounidense Henry David Thoreau en 1849, se puede confirmar que las arbitrarias leyes castristas han desarraigado a la nación cubana razón por la cual ese ordenamiento jurídico debe ser erradicado completamente. Para ello la mejor herramienta con que contamos los oprimidos es la desobediencia civil, resistencia cívica o resistencia pasiva como también se le llama al sistema de enfrentamiento contra las fuerzas que, desde el poder usurpado, conculcan las libertades básicas de los gobernados reduciéndolos a la condición de súbditos como sucede con los cubanos desde 1959.

Precisamente desde el año 59 del pasado siglo datan los primeros actos de desobediencia civil contra la dictadura comunista. Así lo confirma la no colaboración del comandante Huber Matos, de Mario Chánes de Armas, de Andrés Nazario Sargén y de otros oficiales del ejército rebelde como el recientemente fallecido Eusebio Peñalver Mazorra, por citar cuatro casos notorios.

Después que fue aniquilada la rebeldía anticastrista en el Escambray y en otros sitios donde se produjeron alzamientos armados, los sobrevivientes de esa gesta libertaria llevaron a cabo numerosas acciones de resistencia cívica desde el presidio político en condiciones tan adversas que uno de los protagonistas de esa historia, Armando Valladares, la calificó de “contra toda esperanza” y en la cual “nadie escuchaba”, porque el hermetismo de las cárceles castristas y la no existencia de organizaciones defensoras de los derechos humanos en esa etapa obstaculizaban al máximo las noticias de esas mujeres y hombres en postura de desobediencia civil por décadas.

Desde ese mismo interminable presidio político surgió la primera organización en defensa de las libertades básicas del hombre cuando en 1976 se fundó el Comité Cubano Pro Derechos Humanos, el que a su vez engendró en 1988 al Partido Pro Derechos Humanos de Cuba como su brazo político y de resistencia cívica contra la opresión comunista. Por eso en su discurso del 26 de julio de 1988 el genocida Fidel Castro atacó al PPDHC, seis días después de su fundación, y dijo que lo aniquilaría lo cual casi consigue con sus agentes de la contra inteligencia Odilia Collazo Valdés, el capitán Roberto Martínez Hinojosa, Cecilia Arza Collazo, Horacio Casanova y otros que desde 1995 se supo eran policías infiltrados en las filas de la oposición.

El proceso de la resistencia cívica continuó presente en actos como la exposición de arte disidente donde agredieron a Ricardo Bofill, a Reinaldo Bragado y otros activistas presentes ese día. Luego siguieron las manifestaciones organizadas y efectuadas por el PPDHC dentro de la embajada soviética durante la visita de Mijail Gorbachev a Cuba y frente a la Iglesia de La Merced en la Habana Vieja en 1989.

Después ocurrieron actos de desobediencia civil mientras enjuiciaban injustamente al profesor Francisco Chaviano en 1994 y se multiplicaron durante Concilio Cubano en 1995 y 96. Ese mismo año Isabel del Pino Sotolongo y sus activistas del Movimiento Humanitario Seguidores de Cristo Rey ocuparon el Parque de la Fraternidad en pleno día, depositando en ese lugar ramos de flores y fotografías de las víctimas masacradas en el Remolcador 13 de Marzo.

Lugar destacado en esta historia de rebeldía ocupa la huelga de hambre ejecutada por la delegación del PPDHC en Santa Clara bajo la dirección de la activista Daula del Carpio Mata, que junto a sus seguidores fueron brutalmente golpeados, arrastrados, encarcelados por años y por último desterrados.

Luego vinieron los juicios contra el opositor Reinaldo Alfaro García y contra el periodista independiente Mario Viera González en 1998, donde se originaron sendos actos de resistencia cívica. Allí el pueblo escuchó los gritos de ¡Abajo la dictadura!, de ¡Vivan los derechos humanos! Allí cobró fuerza la figura de la Fundación Lawton de Derechos Humanos creada por el doctor Oscar Elías Biscet, por la veterana activista Migdalia Rosado y por Rolando Muños Iyobre, a quien oficiales de la contra inteligencia castrista tuberculizaron encerrándolo en un calabozo junto a otro recluso con esa enfermedad.

Más tarde se produjeron las marchas del Parque Butari y el ayuno de 40 días en Tamarindo 34, convocados por la Fundación Lawton de Derechos Humanos. También el acto de resistencia cívica en torno al juicio del activista Lázaro Constantín Durán con un saldo de decenas de arrestados, así como el sitio policial alrededor de la cuadra donde radica la vivienda de Isabel del Pino Sotolongo para impedir que decenas de opositores salieran en una manifestación programada el Día de la Caridad del Cobre.

Debemos rememorar a los activistas de la Fundación Cubana de Derechos Humanos, que dirige el abogado invidente Juan Carlos González Leiva, quienes fueron agredidos y encarcelados mientras desarrollaban una protesta frente al hospital donde habían confinado a un periodista independiente golpeado por paramilitares comunistas en Ciego de Ávila.

Han habido marchas de activistas en todas las provincias del país incluyendo Isla de Pinos donde llevar velas encendidas en la manos se ha vuelto símbolo de “libertad incondicional y sin destierro para nuestros presos políticos”. Se realizó una concurrida Asamblea para Promover la Sociedad Civil en La Habana. Otro grupo de activistas se manifestó en la capital frente a la mal llamada Plaza de la Revolución, acto encabezado por el profesor Moisés Leonardo Rodríguez Valdés, apoyado por activistas del PPDHC y de la Corriente Martiana cuyo saldo es nuevo encarcelamiento para René Montes de Oca así como para el periodista independiente Roberto Jesús Guerra Pérez.

No podemos pasar por alto a las Damas de Blanco que, a pesar de las sucias maniobras de la policía política para dividirlas y disolverlas, salen cada Domingo a la calle para ratificar que son auténticas resistentes cívicas.

Como indican los hechos expuestos anteriormente y otros que no hemos recordado ahora para ganar espacio, la desobediencia civil es parte inseparable de nuestra Historia como nación. Si retrocedemos en el tiempo quizá nuestro primer antecedente sea la no colaboración de Hatuey con quienes lo incineraron. Por tanto, nadie, ni persona ni organización alguna, tiene la exclusividad sobre la resistencia cívica ni puede erigirse en director general de la misma a menos que todas las partes accedamos a que así sea en asamblea con participación y derechos plenos. Por esto es que repica el Aldabonazo, que es el llamado a la unidad real de las fuerzas anti comunistas dentro y fuera de la Isla con suficiente amor por Cuba como para echar a un lado los intereses individuales o de grupo a fin de priorizar la batalla final contra la opresión mediante método de lucha definido y efectivo como este de la desobediencia civil.


Lázaro González Valdés                       Ing. César L. Alarcón
Director General                                Director de Relaciones Públicas
SOS Justicia                                     SOS Justicia