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El derecho a la libertad de
acceso a información es inalienable, no dejemos morir a Guillermo
Fariñas.
Editorial
La Nueva Cuba
Marzo 3, 2006.
En Cuba, se nos muere un hombre íntegro, Guillermo Fariñas. Este Gandhi
nuestro se nos muere y no hay una sacudida universal de los hombres y
mujeres decentes del planeta.
Psicólogo, periodista independiente y director de la Agencia de Prensa
Cubanacán, Fariñas lleva ya un mes en huelga de hambre en reclamo del
derecho al acceso a información, del derecho a acceder a la Internet.
Mientras, el mundo parece ignorar su reclamo. Ni los centenares de
intelectuales que el régimen de La Habana moviliza para defender a
espías convictos, ni los cinco premios nobeles que se alinean
consistentemente con la tiranía sin importar razones, han mostrado
inquietud o interés alguno en Fariñas.
Este es el mismo mundo donde nos inclinamos con respeto por los 5,000
desaparecidos del cualquier dictadura del mundo y que ni siquiera se
cuestiona si es cierto que 80,000 cubanos se consideran como
desaparecidos durante el pasado medio siglo.
En el siglo XXI situaciones como estas debieran ser impensables. Pero en
general no existe una indignación proporcional, el mundo no se ha
inmutado ante tanta monstruosidad. En Cuba una Feria del Libro -en un
país donde los genios literarios del patio han sido borrados de la
memoria y de su historia- tiene lugar sin que nadie pregunte por Fariñas,
o si se debe hacer algo por impedir el desenlace fatal.
Si se escribe "Cuba" en el buscador de noticia más importante de la
Internet debemos pasar primeramente varios centenares de enlaces de
páginas similares y unánimes de la tiranía, colocadas "online" por el
régimen gracias a la ayuda y la complicidad de corporaciones como
"Tides" financiadas por los dineros de los ciudadanos libres del mundo
que pagan impuesto.
Este es un signo grave de estos tiempos. La tecnología desarrollada por
naciones libres, por hombres libres es acaparada y sobre utilizada por
los peores regímenes en materia de derechos humanos.
La mayoría de los regímenes de fuerza del siglo XXI utilizan como una de
muchas de la herramientas de las que disponen para la permanencia en el
poder, la fría y calculada violación de los derechos humanos como parte
de una metodología sistemática de control poblacional.
No se trata de improvisación sino de método; los campos de concentración
y los antros donde se torturan y asesinan el cuerpo y el alma de los que
buscan pensar por sí mismo, a la vez enarbolan consignas populistas y su
discurso postula una voluntad "de luchar por la liberación de sus
pueblos". El viejo maridaje con las ideas, se abandona en este siglo por
la eficacia de la fórmula, por ello "gorilas" golpistas, fascistas
aficionados y hombres sin fidelidades ni principios pueden erigirse como
conductores de una nueva visión del mundo que dicen querer "multipolar".
En Naciones Unidas se libra una importante batalla. La Comisión de
Derechos Humanos se haya paralizada por un puñado de enemigos de las
libertades. Sin vocación libertaria alguna, han elegido el camino de
minar, dividir y controlar la comisión a fin de ponerla en función de
sus agendas criminales. Nosotros somos con nuestros impuestos los
principales financiadores de esas instituciones.
Esa batalla se libra ahora en torno a la futura Comisión, que no sólo
debe ser reformada en sus métodos, sino purgada de naciones que
irónicamente no tienen respeto alguno por los derechos humanos.
El Derecho de acceso a la Internet debiera ser agregado a los Derechos
Universales del Hombre, a la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de Naciones Unidas.
No debemos, no podemos, dejar morir a Guillermo Fariñas.
Nota:
El M.C.U.D. se hace eco de este magnífico editorial de La Nueva Cuba
e igualmente hace un llamado a la comunidad internacional sobre este
importante tema.
Fuente:
La Nueva Cuba
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