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La derecha polaca quiere
saldar cuentas con los comunistas.
Por Pere Rusiñol (Enviado Especial,) - Varsovia
El partido ganador cree que los pactos de la transición política fueron
un error.
Madrid, 27 de Septiembre 2005. Los dos principales partidos de la
derecha polaca, la gran triunfadora de las elecciones del domingo,
acordaron ayer iniciar negociaciones para formar Gobierno. Pero el
camino se presenta sinuoso, al menos hasta que concluya la campaña de
las presidenciales del 9 de octubre, en las que compiten entre sí Ley y
Justicia (PiS) y Plataforma Cívica (PO). El Gobierno lo dirigirá el PiS,
la formación que quiere saldar cuentas con el pasado.
Al final, y en contra de los augurios de la mayoría de analistas, será
el programa conservador del PiS, que quedó en cabeza con el 26,8% de los
votos, y no el neoliberal del PO el que servirá de base de discusión,
con lo que Polonia descarta implantar el tramo único de impuestos. La
lucha contra el paro (17,8%, el peor de la UE) es el más importante reto
que afronta el nuevo Gobierno, pero el partido vencedor prefiere
suavizar las reformas estructurales para hacerlas menos dolorosas.
El PiS no sólo se distingue del PO por ser más conservador,
proteccionista y nacionalista, sino también por su empeño en reabrir el
debate sobre la transición y pasar cuentas con el pasado totalitario. A
juicio del PiS, la transición pactada entre la cúpula del régimen
anterior y la oposición democrática sería, con la perspectiva de los 16
años transcurridos, sólo un embeleco para perpetuar, en la sombra, el
poder de los antiguos apparatchiks. "Para que el país progrese es
imprescindible cambiar el Estado de arriba abajo y desmantelar las
viejas estructuras que siguen operando", explica en la sede central del
partido Michal Krupinski, uno de los coordinadores del programa
electoral. El PiS ha elaborado un extenso programa de 140 páginas que,
de aplicarse, supondrían un juicio a la transición.
Una de las medidas propuestas es la apertura total de archivos para
seguir el rastro de los antiguos agentes de seguridad. Pero también el
rastreo de privilegios -en forma de pensiones u otros beneficios- de ex
altos cargos y funcionarios y la investigación de las grandes fortunas
acumuladas durante las privatizaciones.
El revés del socialdemócrata SLD, que pasa del 41% al 11%, se atribuye
en buena medida a la sucesión de escándalos que han vinculado
supuestamente a altos cargos de esta formación, nacida sobre las ruinas
del antiguo partido único, con los servicios secretos y empresas
privatizadas. La caída del SLD ha sido quizá acogida con alivio por los
polacos, que le han dado la espalda, pero no ha despertado grandes
entusiasmos: los comicios registraron el índice de participación más
bajo en unas generales (40,17%) y tienen un cierto aire de déja vu:
desde 1991, año de las primeras legislativas, ningún partido victorioso
ha colmado las expectativas creadas y, en consecuencia, ni un solo
Gobierno ha logrado revalidarse en las urnas.
El resultado, escrutado el 90%, es parecido al que anunciaban los
sondeos. El PiS (26,8% y 152 diputados) y el PO (24,3% y 133) suman la
mayoría más sólida que la derecha ha reunido nunca en Polonia con 285
escaños de un total de 460, si bien no consiguen los dos tercios
necesarios para reformar la Constitución. El SLD pasa a la oposición con
el 11,3% y 56 escaños (tenía 216), pero peor le ha ido a sus múltiples
escisiones, que se han quedado fuera de la Cámara.
El cerebro gris del PiS, Jaroslaw Kaczynski, que se perfila como primer
ministro, celebró ayer su triunfo y llamó al PO para empezar a negociar
el programa. El partido, que cimentó su éxito electoral al presentarse
como un baluarte del capitalismo social frente al "peligro neoliberal"
del PO, busca mantener la pugna hasta que acabe la campaña de las
presidenciales, cuya primera vuelta se celebrará el 9 de octubre.
Dos gemelos al poder
El éxito de Ley y Justicia (PiS) es la recompensa a la constancia de dos
hermanos gemelos, Jaroslaw y Lech Kaczynski, de 56 años y poco más de
1,60 de estatura. Se parecen tanto -les distingue apenas un lunar junto
a la nariz del segundo- que raramente se muestran juntos para evitar la
broma fácil. Tras seducir a los polacos, se preparan ahora para gobernar.
Los gemelos se dieron a conocer juntos ya de niños -compartieron un
estrellato efímero como actores infantiles en la película Dos que
robaron la luna, muy popular en Polonia-, jugaron durante años a
intercambiarse la personalidad -incluso en exámenes- y juntos también
han recorrido el mismo itinerario político desde que se enrolaron en la
oposición anticomunista en los años setenta.
Hasta ahora, Jaroslaw había sido siempre la sombra de Lech, pero las
elecciones del domingo pasado han colocado los focos también sobre él.
Jaroslaw es el candidato mejor situado para convertirse en primer
ministro, aunque de nuevo va a depender de su hermano, candidato en las
presidenciales del 9 de octubre. Si Lech gana -las encuestas lo sitúan
en segundo lugar-, Jaroslaw probablemente renunciaría a dirigir el
Gobierno para evitar suspicacias.
Los dos gemelos participaron activamente en 1980 en la creación de
Solidaridad -Lech llegó a ser vicepresidente-, acompañaron al histórico
Lech Walesa a la presidencia como asesores y finalmente rompieron de
forma estridente.
Fuente: El País, Internacional
27 de Septiembre 2005
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