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Bush y Kerry, cara a cara.
Joaquim Utset
El Nuevo Herald

El parco escenario en el Convocation Center de la Universidad de Miami está en pie, las cámaras colocadas en posición, el circo mediático acantonado en el recinto y los asesores de los contendientes se apresuran a darles los últimos consejos en un ambiente cargado con la electricidad de las jornadas políticas decisivas.

Todo está listo para que esta noche, con las palabras de presentación del sobrio moderador Jim Lehrer, de la cadena pública PBS, empiece a las 9 p.m. en punto el debate más esperado de estas caldeadas elecciones presidenciales.

''Todos en la Florida entienden los problemas a los que nos enfrentamos: salud, empleos y los nombramientos al Tribunal Supremo. Es algo grande para la democracia y el mundo que mañana (hoy) tengamos la oportunidad de debatir sobre estos temas con el presidente Bush'', dijo anoche el candidato demócrata, el senador John Kerry, a su llegada al aeropuerto Fort Lauderdale-Hollywood.

''Quiero una América que exporte productos, no trabajos, en la que el cuidado de salud no sea un privilegio de los ricos, sino un derecho de todos'', agregó Kerry, quien fue recibido por millares de simpatizantes que corearon: ``No más Bush, no más mentiras''.

Algunos, como José Zaiter, expresaron su esperanza de que el debate provoque un vuelco en las encuestas que colocan al presidente George W. Bush por delante de su rival.

Más sosegada fue la llegada en el Air Force One del Presidente al Aeropuerto Internacional de Miami, a donde llegó después de visitar cultivos de cítricos en el centro de la Florida devastados por el paso de tres huracanes en menos de dos meses.

''Nuestro país reza por las víctimas de estas tormentas'', declaró Bush durante su visita a Lake Wales, reportó AP.

Tras pasar la noche en Miami, Bush tiene planeado visitar brevemente esta mañana otra fatídica parte de la península, la ciudad de Stuart --golpeada por los huracanes Frances y Jeanne-- antes de regresar al sur de la Florida para ultimar los detalles de su encuentro con Kerry.

El debate se producirá en un escenario de fondo azul marino, dominado en el centro por un águila que sobrevuela un escudo con los colores de la bandera nacional y un cinta que reza ``la unión y la constitución para siempre''.

Los dos candidatos se situarán detrás de dos podios ladeados para que encaren al escritorio del moderador, quien será el encargado de realizar las preguntas sobre política exterior y seguridad nacional durante los 90 minutos que durará el duelo.

Según el acuerdo al que llegaron ambas candidaturas, ni Kerry ni Bush podrán hacerse preguntas directas, ni hacer referencia a ninguno de los asistentes al debate.

Tampoco se deben preocupar si sienten la urgente necesidad de rascarse cuando no están hablando. Sólo el que hable estará en cámara, lo que evitará episodios como el protagonizado por Al Gore hace cuatro años, al que los espectadores vieron suspirando cada vez que Bush respondía una pregunta.

''Cualquier error es lo que se puede convertir en lo más notable de la noche'', apuntó David Steinberg, profesor de comunicaciones y entrenador del equipo de debates de la Universidad de Miami.

De hecho, las intensas horas de entrenamiento que han sufrido en los últimos días ambos candidatos al final les parecerán innecesarias, dijo Steinberg.

''A través de entrevistas a pasados participantes en este tipo de debates, todos se quejan de que estaban demasiado preparados'', agregó.

La jornada previa al debate estuvo marcada por la emoción de tener en vivo desde el recinto de la universidad en Coral Gables programas políticos de televisión emblemáticos como Crossfire de la cadena CNN o Hardball de MSNBC, en los que participaron como audiencia centenares de estudiantes ataviados con el naranja y verde de UM.

Decenas de periodistas hacían cola aún para conseguir su acreditación, mientras se tendían los últimos pies de las 18 millas de cables que el equipo de tecnología de UM ha tenido que colocar en las últimas semanas para satisfacer las necesidades de los 2,500 periodistas que asistirán en evento.

''Una de las campañas nos dijo que esto será un 60 por ciento más grande que las convenciones'', dijo Stewart Seruya, jefe de tecnología informativa de la universidad.

En la última semana, su equipo ha instalado 825 líneas telefónicas y 60 televisores, a la vez que construyeron 30 cubículos en el centro de prensa, el cual, hasta hace unos días, era el gimnasio de la universidad.

''Creo que, de alguna manera, compite con la organización de una convención'', apuntó Richard Walker, vicepresidente asistente de asuntos estudiantiles, quien reunió a 350 estudiantes para que trabajaran de voluntarios.

Algunos de ellos, los que colaborarán como acomodadores, vestirán guayaberas con el logo de UM para dar un sabor local al debate, sabor que los periodistas podrán paladear en el centro de prensa con el café cubano que les va a repartir Café Pilón.

''Lo mejor es recordarles que están en Miami'', apuntó la presidenta de UM, Donna Shalala. ''Nosotros no queremos ser Yale o Harvard; esto es Miami'', agregó.

La celebración del debate obligará al cierre durante todo el día del boulevard Ponce de León entre Granada y Red Road. Esta última calle, en dirección este hasta Ponce de León, también estará cerrada.

Por motivos de seguridad, durante todo el día el Metrorail no se detendrá en la parada de la universidad. A partir de las 5:30 p.m., toda esa línea dejará de funcionar y será reemplazada por autobuses hasta el día siguiente.

El periodista de El Nuevo Herald Casto Ocando colaboró en esta información.


Fuente: El Nuevo Herald
Septiembre 30, 2004