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Cartas
DENUNCIA DE UN PRISIONERO POLÍTICO CUBANO DESDE LA CÁRCEL, ACTIVISTA
INVIDENTE DE DERECHOS HUMANOS
"Holguín, marzo del 2003.
A Sylvia Iriondo:
Muy amada hermana en Cristo;
Que la paz de nuestro Dios y padre y de nuestro Señor Jesucristo sean
con usted y todos mis hermanos y hermanas allá. En breve, paso a
explicarles de la situación en estos momentos. Después de 13 meses de
prisión, sin haber sido juzgado ni sancionado por tribunal alguno, y
siendo persuadido todo el tiempo para que traicione a Dios y a los
derechos humanos y colabore con ellos. Desde a mediados del mes de
diciembre, la Seguridad del Estado comenzó a lanzarme a través del
recluso Joel Prado de la Torre (según se hizo llamar), una sustancia que
quemaba en mis cejas, la cual me comenzó a causar congestión nasal y una
gran cantidad de flema, así como inflamación en los bronquios.
Esta situación se mantiene aún. El día 3 de Diciembre, éste recluso me
echó en la cara, mientras dormía, aserrín de una madera que desconozco,
y cuyas astillas se me metían en la nariz y en la boca. Cuando protesté
e informé a mi familia, se lo llevaron el día 4 y estuve 19 días solo.
Ahora me acompaña un joven que se hace llamar Roberto, pero oigo que los
oficiales lo llaman por otro nombre. Éste continua haciendo lo mismo.
Desde el mes de Enero incorporaron una segunda sustancia que me lanzan
al cuerpo y en la cara y provoca un hormigueo y grande picazón. Es como
si millones de bichos estuvieran recorriendo el cuerpo constantemente,
lo cual impide dormir. Yo no sé si es una sustancia química o un agente
biológico, pero no son bichos. Cuando te tocas la piel, no encuentras
nada, quiere decir bichos visibles, no palpables. Normalmente esta
lluvia es diaria. En el día de ayer comenzó alrededor de las seis de la
tarde cuando estaba arrodillado orando. Es como si empezara a caer una
llovizna de bichos sobre mi cara y sobre mi cuerpo. Continua esto hasta
alrededor de las 2 o las 3 de la mañana cuando aumentan la cantidad. El
joven me persigue a todas partes. Tengo que comer en un tambucho semi-tapado
porque "él me lo lanza dentro de la comida, provocándome nauseas. A
veces me parece que llevo una cadena atada al cuerpo, todo el mundo
sobre mis hombres y me parece que me voy a desplomar y no voy a resistir,
pero oro a Dios. Jesucristo me da fuerzas.
Es un constante tormento, un constante suplicio. El día 1ro de Febrero
me fui a refugiar oyendo contra las rejas. Allí tiré el colchón y el
oficial Fabú, jefe de la unidad, me lo arrebató, me tiró al suelo, me
echaron una llave al cuello y me arrastraron y me dijeron que si quería
dormir, que durmiera en el piso pelado donde esta la tierra, los zapatos
de todos, cucarachas, hormigas, ratones, etc. Pero una noche comenzaron
a tirar cantidad de esa sustancia, que las paredes parecían hervir y
tuve que retirarme del lugar y volver a mi cama y resignarme a perder el
poco aire que recibía a través de esa reja. Esa sustancia me provoca
terribles dolores en la cavidad del ojo izquierdo y en el ojo derecho;
dolores que parecen que te sacan los ojos. Todos los días el Jefe de
esta unidad me amenazaba de muerte si continuaba el ayuno, protestando
por la petición fiscal de 8 años que me piden. No me permiten conversar
con el abogado, no tengo asistencia religiosa ni derecho a la
información. Solamente me permiten oír las mesas redondas y los
noticieros. Para los escépticos, les digo que el infierno existe y
Satanás muestra aquí todos sus rostros. Aquí oigo a las mujeres jóvenes
y adultas llorar. Los lamentos son terribles, aterradores, imágenes que
no se borrarán nunca jamás de mi mente. Súplicas, porque existen unas
gavetas donde meten hombres, mujeres, ancianos, enfermos, minusválidos.
Allí, entre cuatro paredes que son verdaderos sepulcros. Son catacumbas
donde las gentes gritan y los sonidos se apagan. Están herméticamente
cerradas por una puerta metálica y a las súplicas de las mujeres los
custodios se ríen y dicen: "Ella lo que está pidiendo es macho". Cuando
la gente hace crisis, ellos en vez de sacarlos, le inyectan
seco-fármacos para tranquilizarlos. Hasta que no le arrancan la
confesión, sean ellos o no culpables, no lo sacan de allí. Este es un
mundo tenebroso que solamente puede conocerse y creerse estando aquí. A
ti mi amada hermana te ruego que publiques esta carta en todas partes,
que confío en Dios y mi Señor Jesucristo, que me dan fuerzas para
cualquier situación, ya sea para vivir a rastras como vivo, o ya sea
para morir, descansar y partir con mi Señor y mi Dios. Un beso en Cristo
para Marisol y para mi muy amada Janissett, Conchi y todas las demás, y
a mi entrañable Laida, que le envío todo mi corazón.
Juan Carlos González Leyva
Presidente de la Fundación Cubana de Derechos Humanos en Prisión -
Activista Invidente
(Denuncia grabada de Juan Carlos González Leyva en la voz de Maritza
Calderín, su esposa, que fue presentada en el II Foro Paralelo de
Derechos Humanos y a los países miembros de la Comisión de Derechos
Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza. Grabación disponible,
M.A.R. POR CUBA, Cinta # 104.) |
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