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¿Retornará Cuba al organismo interamericano?
Un socialista a la OEA con el apoyo de EE.UU.

Por Manuel Fuentes Wendling*

SANTIAGO. Mayo 1, 2005- Un triunfo diplomático de proporciones se anotó el presidente Ricardo Lagos al lograr imponer por directas y personales gestiones a José Miguel Insulza, un abogado de 61 años, de militancia socialista y hasta ahora Ministro del Interior de su gobierno, como candidato de consenso para ocupar la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA), posición respaldada por Estados Unidos y asegurada por mayoría de votos.

El curriculum vitae político de Insulza es controversial y, obviamente, genera desconfianzas – particularmente en el tema de Cuba - en una América Latina que aparece girando hacia la izquierda y acentuando su antinorteamericanismo. Por eso, la garantía y liderato sin estridencias del presidente Ricardo Lagos, también un hombre que ha virado de un pensamiento socialista en extremo estatizante a una postura de instrumentalización del neoliberalismo en función del beneficio de Chile, ha sido fundamental en el cambio de actitud de Estados Unidos, que sólo tenía dos opciones: sumarse a la candidatura de Chile y hacerla suya; o apoyar la candidatura de México, personificada en su Canciller Luis Ernesto Derbez, que ya no contaba con los votos que le dieron el empate en abril.

La principal preocupación de la Secretaria norteamericana Condoleezza Rice, al viajar a Chile y participar en la II Conferencia Ministerial de la Comunidad de las Democracias, más que la reunión, que informativamente pasó a segundo plano, era lograr una definición en el tema de la OEA. Estados Unidos no podía aparecer derrotado por el “rugido de ratón” chileno. Por tanto, bajo el viejo concepto de si no puedes con tu adversario súmate a él, Rice convirtió una segura derrota política en una victoria que, ojalá, no tenga el sello de Pirro.

Insulza es un hombre que ha tenido un proceso político peculiar como muchos de sus camaradas actualmente en el poder en Chile. Como militante de la Democracia Cristiana a fines de los años 60 (1968) evolucionó y se sumó a una fracción promarxista que se escindió de esa colectividad, el Movimiento de Acción Popular Unitaria (Mapu), grupo que luego se declaró marxista y se unió a comunistas y socialistas para respaldar la candidatura de Salvador Allende.

Derrocado Allende, Insulza salió al exilio. Se sitúó primero en Italia, y luego en México, junto a otros miembros de su partido, el Mapu, y asumió como Secretario de Relaciones Internacionales de éste. Desde esa posición se vinculó a todas las dictaduras comunistas de Europa de las cuales recibió apoyo y solidaridad. También lo hizo con las dictaduras de Libia, Siria y Cuba.

Al restablecerse la democracia en Chile luego de que los militares entregaron el poder en marzo 1990 conforme lo establecido por la Constitución Política votada por mayoría ciudadana en 1980, Insulza, ahora como militante del Partido Socialista, asumió tareas de segundo plano en el Ministerio de Relaciones Exteriores durante el gobierno del democristiano Patricio Aylwin. Desde ahí su carrera fue meteórica, convirtiéndose en el ministro, de diversas carteras, con mayor permanencia en el gobierno desde reestablecida la democracia: 10 años.

Luego de los sucesivos empates en la votación de la Asamblea General de la OEA este pasado mes de abril, el influyente diario nacional “El Mercurio” le preguntó a Insulza, en la hipótesis de que llegara a Secretaría General de ese organismo, si “¿Trataría de que se reincorporara a Cuba? Su respuesta dejó demasiadas puertas abiertas:

“Chile, junto con otros países, ha dicho muchas veces que ojalá Cuba estuviera en la OEA. Pero no haremos nunca nada para que eso se produzca, si eso fractura a la OEA. La única posibilidad de que se retorne sería sobre la base de un consenso. No estoy porque los países que están a favor tensionen y dividan a la OEA por el tema de Cuba. Prefiero esperar tranquilamente que los que están en contra cambien de opinión”.

Sobre la marcha “El Mercurio volvió a preguntar”: “¿Le parece justo que la hayan expulsado en 1962?” . También la respuesta fue dubitativa:

“Eso ocurrió en la Guerra Fría. Hoy no es una práctica expulsar a los países de los organismos internacionales. En la comunidad africana se sientan juntos países que tienen conflictos. En la liga árabe hay países desde fundamentalistas hasta semi-laicos. Pero eso es así y cambiarlo hoy significaría laceraciones graves dentro de la OEA. En eso hay que hacer primar siempre el consenso. Y la cláusula democrática existe para los países que están dentro de la OEA”.

Sin necesidad de leer entre líneas, es obvio que Insulza deja un amplio espacio para recibir en la OEA a Cuba en su condición actual de nación sin una democracia representativa y con una sanción reciente de Naciones Unidas por sus vulneraciones a los derechos humanos:

--“ Chile, junto con otros paises, ha dicho muchas veces que ojalá Cuba estuviera en la OEA”.
-- “ La única posibilidad de que se retorne sería sobre la base de un consenso “.
--“ Prefiero esperar tranquilamente que los que están en contra cambien de opinión”.
-- “...hay que hacer primar primero el consenso”.
--“ ...la cláusula democrática existe para los países que están dentro de la OEA”.

Tales palabras obviamente configuran una actitud benevolente para con el régimen comunista de Fidel Castro, más que una postura neutra o independiente. Por tanto nadie puede garantizar que la presencia de Insulza en la OEA no se convierta, justo en los momentos en que el régimen de Castro muestra su mayor debilidad interna e internacional, en el reivindicador de éste y, bajo el argumento político, del “consenso” se reestablezca su presencia en la Asamblea General del organismo interamericano.

No será Estados Unidos el que pueda detener a Insulza en sus acciones en la OEA a favor de Cuba, si estas, hipotéticamente, ocurrieran. Tampoco su “manager” político, el presidente Ricardo Lagos, cuya influencia ya resultará limitada. Sin embargo, hay dos hechos que si impedirían un paso a favor de la causa Fidelista: las elecciones presidenciales en Chile, donde la candidata socialista y ex colega suya en el gabinete de Lagos, la Dra. Michelle Bachelet tiene todas las opciones de ganar; y las propias aspiraciones presidenciales de Insulza para suceder a su camarada luego de cumplido su mandato, que sería la cuarta administración de la alianza centroizquierdista

Un paso a favor de Cuba en la OEA, sea o no por inicitiva de Insulza, y en Chile el impacto electoral este año sería contrario a su propia camarada Bachelet, dándole opción al hasta ahora pre derrotado candidato de la derecha, Joaquín Lavín. Entonces ¿Para qué arriesgar el escenario político interno inmediato por un régimen, como el cubano, que ya se cae solo? ¿Y por qué arriesgar la legítima aspiración de llegar a la presidencia en 7 años más y convertirse en el quinto mandatario de una coalición hasta ahora inderrotable y tan raro como paradigmático caso político de unidad y estabilidad en una tambaleante América Latina ?

Son, quizás por fortuna, los frenos que tiene Insulza para no involucrarse en el error político de reivindicar a Cuba en la OEA. También pueden ser la premisas ( ¿y /o promesas?) que tuvo en consideración Estados Unidos para respaldar su candidatura, no descartándose otros efectos inmediatos que podrían observarse en el plano político interno chileno, beneficiosos para la actual alianza gubernamental.



(*) Desde febrero pasado el autor, de nacionalidad chilena, periodista, escritor y marxistólogo, creó en su sitio web una sección denominada “Cuba: un país_cárcel”. Allí publica crónicas, testimonios y documentso de la comunidad cubana en el exilio y aquellos que logran salir desde La Habana, como un aporte a la lucha por la libertad de la isla y una manera de difundir su actual dramática realidad tanto en Chile como en América Latina.
Editor de www.chileblog.com