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Querido líder

Por Miguel Cossio

La revista Time ha revelado la existencia en Pyongyang de un imponente edificio gris, conocido como el Buró 39, que sirve de sede a una gigantesca empresa criminal perteneciente al gobierno norcoreano y cuyos tentáculos se extienden a lo largo y ancho del planeta.

La noticia llega justo cuando la Agencia Internacional de Energía Atómica ha confirmado que Corea del Norte apagó su reactor nuclear y cuando aparece nueva información acerca de la quebrantada salud de Kim Jong Il, a quien le duele el corazón, según el espionaje surcoreano.

Una foto reciente del proclamado Querido Líder de Corea comunista lo muestra muy delgado, con pérdida abundante de cabello y la piel muy reseca, más amarillenta de lo habitual. El, que siempre lució una tupida cabellera, peinada al estilo punk, ahora parece necesitar muchas botellitas de champú contra la alopecia. Su cabeza se ve enorme con relación a su diminuto y frágil cuerpo; mide 1.64 centímetros y por eso usa zapatos con tacón para elevar su estatura frente al pueblo, ante el cual se hace llamar ``guía de la luz''.

El caso de Corea del Norte es similar al de Cuba, por la naturaleza de sus sistemas políticos y porque los jefes de estas dos dinastías rojas están enfermos. Aunque con respecto a Kim los servicios surcoreanos de inteligencia creen que, a pesar su delicada condición, él sigue siendo el mandamás que toma todas las decisiones importantes del país, incluyendo las concernientes al Buró 39.

La empresa no sólo supervisa las exportaciones legales norcoreanas que, según la CIA, totalizaron 1,700 millones de dólares en el 2005, sino que controla los negocios ilícitos del régimen de Pyongyang, que van desde la producción y tráfico de opio y heroína hasta el lavado de dinero. De acuerdo con cálculos del gobierno de Estados Unidos las ganancias anuales de esta compañía criminal son de 1,000 millones de dólares.

El Buró 39 se encarga de vender alta tecnología militar así como armas y pertrechos de todo tipo a delincuentes internacionales, además de introducir ilegalmente millones de cajetillas de cigarros falsos en los principales puertos del mundo, por lo cual percibe entre 80 y 160 millones de dólares en dividendos.

Pero la actividad ilegal más lucrativa del Buró, que podría tener cierta analogía con el modus operandi del régimen de La Habana, es la falsificación de decenas de millones de dólares. Las ganancias de la operación se reparten entre la elite norcoreana con el propósito de garantizar lealtad al Querido Líder Kim.

Cifras del Departamento de Estado estiman que en el 2006 había en circulación entre 45 y 48 millones de dólares falsos norcoreanos, tan bien hechos como para evadir los controles de detección de los bancos estadounidenses.

El gobierno de Estados Unidos se niega a creer que Corea del Norte haya desarrollado por sí sola equipos sofisticados para fabricar dinero falso de tal calidad. ¿Dónde los obtuvo? Ni el Departamento del Tesoro ni ninguna agencia federal de inteligencia contestó esta pregunta a Time, ni pudo señalar en qué parte de Corea se produce el dinero.

Algunas fuentes de inteligencia y políticos estadounidenses están al tanto de cierta información que apunta a que Cuba habría fabricado en el pasado millones de billetes falsos. No significa que exista una conexión directa entre Pyongyang y La Habana. Pero sí habría un denominador común en el esquema de ilegalidad de ambos regímenes dictatoriales.

Según la información, Fidel Castro ordenó la instalación de una sofisticada máquina de imprimir dinero falso, que habría operado en la Casa de la Moneda del Banco Nacional de Cuba, ubicada en las calles Lamparilla y Habana, en la parte vieja del capital cubana.

Por esa razón es oportuno averiguar qué relación hay entre este dato y el caso de los 3.900 millones de dólares que Cuba filtró a la Reserva Federal de Estados Unidos a través de la Unión de Bancos Suizos, por lo cual la institución financiera helvética tuvo que pagar una multa de 100 millones de dólares.

Kim Jong Il y Fidel Castro pueden morirse esta misma tarde y con ellos sus regímenes. La pregunta es cómo desmontar con rapidez esas maquinarias putrefactas de brazos tan extensos y negocios tan oscuros de armas, mentiras, drogas y dinero.

Fuente: El Nuevo Herald - 18 de julio del 2007