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Artículos
Nerón Lamenta el Incendio de Roma: Reflexión sobre las palabras de
Castro al Cardenal Bertone.
Por Alberto Luzárraga
El Arzobispo de Génova Cardenal Bertone ha visitado a Cuba recientemente
aportando dos sacerdotes Genoveses a la diócesis de Santa Clara. Castro
que mide la entrada de religiosos con cuentagotas y exige un precio por
cada uno que entra, ni tardo ni perezoso, recibió al susodicho cardenal
y le expresó su deseo de que Benedicto XVI visite al país. Según la nota
de prensa de la A.P. “La Iglesia en Cuba es vista con respeto por el
gobierno y Castro ha manifestado un gran aprecio, tanto por la Iglesia
en general [como] por los dos papas, Juan Pablo II, que visitó La Habana
en 1998, y Benedicto XVI.”
Hasta aquí la gimnasia diplomática. Porque resulta abrumadoramente claro
que una iglesia que no puede acceder a los medios de comunicación y no
puede ni siquiera tener una imprenta moderna, ni es bien vista ni es
apreciada.
Pero lo que sigue es lo importante. Demuestra el cinismo increíble de
Castro y la lamentable falta de información de la curia romana respecto
a la tragedia cubana.
Bertone según la misma nota declaró: “Castro está preocupado por la
difusión del fenómeno del aborto, entre las causas de la crisis
demográfica de la isla y una de las consecuencias de la plaga del
turismo sexual" afirmó el purpurado al diario La Stampa, tras regresar
de Cuba. "Es natural que Castro esté preocupado, es una vergüenza el
comportamiento de algunos italianos”, comentó el purpurado al referirse
al elevado número de italianos que viajan por turismo sexual a Cuba.”
"La Iglesia puede dar una buena contribución en temas como aborto y baja
natalidad ya que la apertura ahora es total", comentó el purpurado.”
La conclusión de Bertone, que asocia el aborto al turismo sexual, es tan
absurda que lleva a cuestionar la inteligencia del prelado. Las
embarazadas, Señor Cardenal son en su abrumadora mayoría jovencitas de
edad escolar que no ejercen la prostitución pero sí viven sujetas a las
escuelas del campo para ambos sexos, internados forzosos, que son fuente
de promiscuidad y frecuentemente de abuso sexual por los profesores. Son
también víctimas de la falta de formación moral que no puede impartir ni
la Iglesia Católica ni ninguna otra puesto que no se les permite la
libertad de educación que desean. El gobierno cubano ha atacado a la
familia en forma sistemática, fomentado el amor libre estilo marxista (sirve
para entretener a los esclavos) y el resultado está a la vista,
Castro, como Nerón, toca la lira durante el incendio de Roma después de
provocarlo. Las estadísticas oficiales lo demuestran. Entre 1968 y 1992
se realizaron 2.9 millones de abortos y de 1993 a 1997 se llevaron a
cabo 424,214 abortos. De esto resulta que, en tres décadas, se han
practicado más de tres millones de abortos. Las autoridades cubanas de
salud han reconocido que hay un aumento importante del número de
embarazadas menores de 20 años. Y esto ocurrió mucho antes del turismo
sexual y sigue ocurriendo a nivel de más de 100 mil abortos anuales.
Resultado: Se calcula que para el 2010 los mayores de 60 años
representarán el 18 % de los habitantes de la isla y el país tendrá por
primera vez en su historia más población de viejos que de niños. Pero no
para aquí el entuerto. Sabemos por las declaraciones de la Doctora Hilda
Molina prominente especialista cubana en neurocirugía ahora disidente,
(a quien Castro no permite la salida) que tejidos fetales de niños
abortados de ex profeso son utilizados en tratamientos médicos para
extranjeros, tan falaces en sus resultados como nazis en su diseño.
Saber estas cosas que no son secretos de estado es obligación del Señor
Cardenal. Si no las sabe y no se informa a fondo antes de visitar el
país y hablar con un déspota famoso por su astucia y habilidad para ser
mimético entonces el Señor Cardenal incurre en negligencia culpable. Si
no se las dicen es también negligencia de quien debe informarle. Tal
parece que respecto a Cuba ese es el ‘modus operandi’ de la Secretaria
de Estado Vaticana. Recientemente, durante la presentación de
credenciales del Embajador cubano a la Santa Sede (ya en los últimos
meses de JPII) en el discurso de aceptación se alabaron
‘diplomáticamente’ los avances de Cuba en materia de educación y salud.
La salud y educación que propiciaron el azote que ahora Castro lamenta y
pide a la Iglesia combatir.
Se nos dirá que hay que aprovechar las oportunidades. Veremos si las
hay, pues no es la primera vez que Castro le toma el pelo a la Iglesia.
Como maniobra es buena. Castro obtiene lo que quiere, suministro
adecuado de esclavos, y además presenta buena imagen. En todo caso las
declaraciones que hacen parecer a Castro como un gobernante preocupado
de un mal social y a los turistas sexuales como los causantes del azote
son más de lo mismo: mirar hacia otro lado por conveniencia y no
resaltar la verdadera causa que produce el efecto. Si el cardenal no
puede o no quiere decir la verdad íntegra es mejor que acepte la
supuesta ‘oportunidad’ en privado y que no diga nada en público hasta
comprobar si Castro cumple o si como de costumbre, promete y engaña. Lo
contrario, como dijo JP II en su discurso de despedida de Cuba es, Señor
Cardenal, ‘eticamente inaceptable’ y además bastante poco inteligente.
Los católicos cubanos comprometidos, como el que suscribe, estamos
hartos de la superficialidad, improvisación, incompetencia y
‘cantinflismo’ de un segmento del clero romano respecto a nuestra
patria. El último adjetivo es un término más sobre cuyo significado debe
informarse. Le damos una pista: es la versión popular de la ‘romanitá’
que como sabemos no es ni chi, ni chá.
Fuente:
www.futurodecuba.org
Octubre 17, 2005
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