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Artículos
El Guerrero.
Por: Luis Alberto Ramírez
“En las acusaciones de Castro contra Luis
Posada Carriles, sólo vemos sus estratagemas y su ‘información’
falsificada, y le queda a usted creerlas, rechazarlas o no prestarles
atención”.
Desgraciadamente, existen algunos periodistas y medios informativos del
mundo libre que por alguna extraña razón o ignorancia en el menor de los
casos, les encanta escribir o publicar como noticias lo que únicamente y
hasta al ojo del observador menos versado es simplemente: PROPAGANDA.
No es noticia para nadie que el sistema terrorista imperante en Cuba,
posea una de las maquinarias propagandísticas más terroríficas que el
llamado mundo civilizado haya conocido. No hay duda que la escuela del
maestro de la propaganda nazi Joseph Goebels, ha sido bien estudiada por
esta maquinaria. Tal vez incluso, las enseñanzas de este oscuro
personaje no solamente hayan sido imitadas al pie de la letra, sino, que
muy posiblemente hayan sido superadas por los castristas.
Esta vieja y trillada historia propagandística de la tiranía nuevamente
puesta en escena en relación a Luis Posada Carriles, contiene y es
adornada con cada uno de sus acostumbrados y principales ingredientes
habituales: La distorsión de la verdad, el engaño y la mentira. Además,
¿qué mejor forma de esconder algo que haciéndolo increíble…?
Lanzar acusaciones falsas, condenar o ejecutar a cualquiera basado en
falsedades fue lo que siempre distinguió al nazismo de Hitler y al
comunismo de Stalin, y es sin lugar a dudas lo que siempre ha
distinguido a la justicia revolucionaria de Castro.
Entonces, ¿por qué hacerse eco de acusaciones que son lanzadas por una
maquinaria de propaganda que probadamente siempre nos ha mentido, que
sabemos que ha llegado hasta el asesinato y que el terrorismo también ha
sido parte activa de su modo operante?
¿Dónde esta la evidencia condenatoria que prueba que Luis Posada
Carriles haya hecho lo que su acusador dice que él hizo? Porque lo único
que estamos leyendo o escuchando siempre es el mismo refrito del viejo
libreto escrito desde La Habana, que a toda luz tiene como único fin
manchar, desacreditar y destruir la vida y reputación de este luchador
por la libertad de Cuba. Alguien que sin dudas, teme mucho Fidel Castro.
¿Qué tal si toda esta historia que se nos repite y repite hasta la
saciedad y con la que han educado generaciones fuera al revés? ¿Lo han
pensado ustedes? ¿Por qué tanto empeño en que todo el mundo crea la
versión que desde los laboratorios para ratas de la sede de la Seguridad
del Estado sale con tanta insistencias? ¿No será que es muy importante
para ellos que todos crean lo que ellos quieren que creamos para así
poder esconder increíblemente la verdad de lo sucedido? ¿Lo han pensado?
Bueno, es verdad que este horrendo crimen del avión de Barbados debe de
ser esclarecido. Es verdad que Cuba y el mundo deben de conocer la
verdad de lo que ahí sucedió. Pero Luis Posada Carriles no puede ser
acusado y condenado por algo que simplemente emana de una fuente de tan
mala reputación como lo es Castro y sus esbirros.
Si de verdad a los cubanos y al mundo les interesa tanto conocer la
verdad y nada más que la verdad de lo que aconteció en esta triste
historia, bueno, tendríamos que buscar un tribunal imparcial, hacer que
el acusado pueda confrontar a su acusador en persona, pero sobre todo
tener evidencias que de forma honesta y fehaciente nos puedan probar
tales acusaciones y por supuesto, comprobar la procedencia de tales
evidencias que sean presentadas. Porque sino, nos estaremos basando en
informaciones falsificadas descaradamente por gente que muy bien pueden
hasta incluso, ser los verdaderos autores de tan horrendo crimen.
Nada de extraño seria que Castro y no Posada Carriles, fuera el
verdadero asesino de las personas que en ese avión de Cubana de Aviación
viajaban ese día. Nada de extraño sería, porque cuando se mira el
historial de crímenes de lesa humanidad que acompañan al acusador de
Posada, muy posiblemente el acusador y no el acusado, sea el verdadero
asesino que se busca.
No es nuevo este viejo truco de esconder una verdad haciendo que parezca
increíble. No, no lo es, Hitler utilizo este truco muchas veces, y ya
todos conocemos muy bien las “increíbles” historias que acontecieron
durante el reinado de este otro loco.
En los Estados Unidos incluso, donde la verdad y el imperio de la
justicia se pueden disfrutar, incluso aquí en esta gran nación, hubo una
vez un personaje así. Toda su vida el señor Edgar Hoover persiguió
implacablemente al “Enemigo Público N° 1”. Aparentemente la búsqueda fue
en vano, ya que el crimen subió más y más alto durante su reinado. Pero,
¿saben qué? Ahora que todos los archivos se han abierto al final, se
sabe muy bien quién era el Enemigo Público N° 1. ¡Era J. Edgar Hoover!
De igual forma, el día que los archivos en Cuba sean abiertos al pueblo
y al mundo, se sabrá sin lugar a dudas quien fue el asesino del avión de
Barbados. ¡Era Fidel Castro!
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