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Artículos
Posición Común de los Demócratas Cubanos: Punto
# 3
Por Luis Alberto Ramírez
“La discrepancia entre la Constitución
y la conducta real de un gobierno, puede ser una causa primaria para la
rebelión”
Ya que el señor Eugenio Yáñez en su artículo: “La Violencia en la
Historia de Cuba”, y publicado por La Nueva Cuba, nos brinda una
excelentísima exposición sobre el punto
# 4 del documento, “La Posición Común de los Demócratas Cubanos”,
quisiese dar mi punto de vista sobre el punto # 3 de dicho documento,
que aunque no se vea a simple vista, también es causa para que un pueblo
se revele mediante el uso legítimo de la fuerza.
La mayoría de políticos, aún aquellos que han llegado a ocupar sus
puestos por la llamada vía democrática, parecen tener un problema
recurrente sobre cómo fingir garantizar la libertad mientras se reservan,
de hecho, el derecho al despotismo. Y en este asunto de fingir
garantizar las libertades y derechos de un pueblo, Castro y su gente
tienen todo un doctorado. Además, ellos, Castro y su gente, como si esto
no les bastase, escupen todos los días sobre la propia “constituestafa”
socialista que ellos mismo han escrito a su medida e impuesto por la
violencia de su fuerza al pueblo cubano.
Nos dice el punto # 3 de este documento que fuera firmado por unas 25
organizaciones opositoras de dentro y fuera de Cuba en Madrid:
Trabajamos para que la futura democracia cubana se sustente en una
Constitución debidamente refrendada por el pueblo y en la cual se
legitimen debidamente los artículos de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos así como de sus documentos complementarios. De todos
los cuales la República de Cuba no sólo ha sido estado firmante, sino
que en su momento fue estado promotor.
Esto luce y se ve muy bonito a simple vista, pero, ¿nos están hablando
aquí de crear una nueva Constitución o simplemente de hacerle unas
enmiendas a la actual “constituestafa” socialista? Porque si simplemente
se trata de remendar, aunque se validen todos los artículos de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, nada se estaría haciendo
en favor del pueblo cubano.
Para que de verdad valga la pena que el pueblo cubano tenga una
Constitución, ya que la discrepancia entre la Constitución y la conducta
real del gobierno es una causa primaria de la rebelión, esta debería
constar o estar compuesta de estos cuatro temas o partes:
A. El propósito del Estado. B. La composición del gobierno. D. Los
códigos penales.
C. Los derechos de los ciudadanos.
Aún, en el caso de las Constituciones que han sido aprobadas por la vía
democrática, las personas se exponen con ello a la renunciación de su
derecho de actuar de otra forma; por lo tanto, se puede achacar un
despotismo intencional a una Constitución que deja partes esenciales sin
decir o que delega el arreglo de estas a unos pocos privilegiados. Y eso
es causa de rebelión para un pueblo.
Como muchas promesas políticas, el esfuerzo de persuadir no es del todo
sincero muchas veces. Por ejemplo, no fue la intención de los padres
fundadores de los Estados Unidos tener otra cosa que no fuera una
república, pero desde que se redacto su Constitución, entonces y a
partir de entonces, se hablaba de que habían fundado una “democracia”.
Incluso, la Constitución original americana omitió tanto la Declaración
de Derechos del ciudadano como el Código Penal. Pocos años después de su
adopción, la Rebelión de Shay y otra conmoción pública forzaron a los
Estados Unidos a añadir rápidamente una Declaración de Derechos que
ahora se conoce como las diez primeras enmiendas.
Una Constitución que omite cualquiera de sus cuatro partes esenciales es
una invitación a la tiranía, ya que esas partes que faltan serán
proporcionadas por legisladores y cambiadas continuamente. Una
Constitución que no contiene cláusulas para hacer que el individuo
público pueda encausar por violaciones de ella a miembros individuales
del gobierno, ya sean por elección, nombramiento o empleo, no se merece
el esfuerzo de imprimirla, ya que se convertirá en foco de rebelión,
pues fomenta la creencia pública de que su gobierno no es su gobierno
sino alguna otra cosa.
Una nueva Constitución para Cuba será buena en la medida que preste la
atención debida y razonable a todo lo anterior. De lo contrario es algo
malo y una invitación a una trampa en la que toda la población puede
resultar nuevamente oprimida. En cuyo caso nuevamente el pueblo tendría
el derecho a la rebelión.
Así que, aún en este punto # 3 como en el punto # 4, el uso de la fuerza
tiene que ser un derecho al que no se puede renunciar, ya sea en aras de
alcanzar o para conservar nuestra libertad y derechos.
San Juan, Puerto Rico.
Octubre 14, 2005.
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