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La inconsecuencia de la masonería cubana.
Por Lázaro González Valdés* :.14


La generalidad de las logias masónicas cubanas operan en el rito escocés antiguo y aceptado (REAA). Para ello se rigen por las liturgias que escribió Joaquín N. Aramburu, maestro masón de la logia Luz de Occidente ubicada en Guanajay, las cuales fueron modificadas y adoptadas por la Gran Logia de Cuba hace más de medio siglo.


Al revisar cuidadosamente las liturgias de los tres primeros grados (aprendiz, compañero y maestro), que conforman la llamada masonería simbólica, se evidencia que esa institución cubana incumple con sus “deberes patrióticos”.

En la liturgia de aprendiz masón, precisamente en la parte concerniente a la ceremonia de iniciación, se confirma que los maestros de logias instruyen a los neófitos del modo siguiente:


“Procurar el incremento de la instrucción pública; velar por la inocencia y la justicia, reprimir la infamia; sacrificarse en defensa de las víctimas de toda opresión y tender la mano a todo el débil, a todo el necesitado, a todo el caído, tales son nuestros deberes para con los demás hombres. Si estáis dispuesto a llenar esos deberes, a huir de las malas pasiones, a cumplir con el Gran Arquitecto del Universo, con vos y con vuestros semejantes, estad seguro que en la Masonería encontraréis robusto apoyo para realizar obra tan importante. ¿Estáis dispuesto a ello?”.


Sin embargo, masones que se han opuesto públicamente a la opresión del partido comunista no sólo han sido reprimidos por la policía política sino también por altos funcionarios de la fraternidad como ocurrió en la Corte Suprema de Justicia Masónica de la Gran Logia de Cuba en 1992 cuando tres compatriotas fueron expulsados temporalmente de la institución por ser activistas pro derechos humanos y nombrar a su grupo Asociación Martiana Libertad, Igualdad y Fraternidad. El Gran Maestro en persona fue quien los acusó de violar los principios de la masonería y, aunque el funcionario supremo de la orden no se personó al juicio ni presentó pruebas, el jurado determinó que el hecho de usar las palabras “libertad”, “igualdad” y “fraternidad” para nombrar a la organización de activistas implicaba a la masonería en problemas políticos con el régimen castrista.


También en la liturgia de aprendiz se le pide a los iniciados “no apartaros nunca de los deberes del patriotismo” por lo tanto se impone cuestionar: ¿los funcionarios de la masonería cubana creerán erróneamente que patriotismo es obedecer al opresor y contemporizar con la inhumana doctrina de los comunistas?


Además, cuando los iniciados son ascendidos al grado de compañero masón se les exige el siguiente juramento:


“¿Juráis ... no negar vuestro apoyo a ninguna obra justa, ni vuestra ayuda a ningún masón digno? ¿Juráis ... trabajar con fe en pro de la dignificación de vuestra Patria y luchar siempre por el progreso de la humanidad?”.


Quien no responda afirmativamente no recibirá el segundo grado de la masonería simbólica.


Por otro lado, en las ceremonias de exaltación al grado de maestro masón se interroga a los candidatos de la forma que se expone a continuación:


“¿Os sentís con valor para ayudar o, por lo menos, no entorpecer ningún empeño progresista ...?”.


Para terminar instruyéndolos en la doctrina del tercer y último grado de la masonería simbólica de la siguiente manera:


“¿Quién puede negar el supremo influjo de las ideas en la organización de las sociedades, que no son meras manadas de carneros, sino grandes masas de seres pensantes, dueños de su albedrío y susceptibles de perfeccionamiento?”.


Los comunistas cubanos usurpan el poder hace casi medio siglo, asesinan, encarcelan y destierran a sus oponentes políticos, convirtieron el sistema educativo y el racionamiento de alimentos en armas de sumisión ideológica, y por medio de la violencia han tornado a la sociedad en una masa carneruna de súbditos aterrorizados pero la masonería ni siquiera se atreve a denunciar estos crímenes, actitud indicativa de que los preceptos cuyo cumplimiento exige por juramento ante el ara difieren del modo en que obra esa institución. Por tanto, los hechos confirman su inconsecuencia.


¡Qué el Gran Arquitecto del Universo le dé a los funcionarios de la masonería cubana el valor y el civismo necesarios para solucionar el problema ético que los desmoraliza!


¡Todavía tienen tiempo para regresar al camino de la virtud!


¡Qué así sea!
 


*Lázaro González Valdés, Exprisionero político en Cuba, fue uno de los cinco ejecutivos principales de Concilio Cubano y fue detenido durante la ola de arrestos que fue causa parcial de la no celebración del Concilio Cubano en 1996. Actualmente reside en Miami y continua contribuyendo a la causa de la libertad de Cuba, dirige la página de Internet Semanario a Fondo.