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¿Manos sucias en A Mano Limpia?
Por Lázaro González Valdés*

El teniente coronel Juan R. Sánchez, ex escolta del criminal Fidel Castro, se presentó el 9 de marzo de 2009 en el programa A Mano Limpia de América TeVe (canal 41 en Miami, FL, EE.UU.) donde hizo sus primeras declaraciones en “exclusiva”. Al día siguiente prosiguió la entrevista y se anunció que en días posteriores habría más exclusivas con el ex militar.

La historia de Sánchez es básicamente la misma de otros ex funcionarios del partido comunista (PCC) de quienes no se sabe cómo ni cuándo ni en qué circunstancias salieron de Cuba para luego reaparecer presuntamente como fuentes confiables y narrar su versiones en los medios de prensa. “Yo llegué a ocupar el cargo que tenía porque me destaqué en deportes o en alguna carrera universitaria” –suelen aseverar ellos durante sus intervenciones- pero solo tras décadas de servicio y complicidad es que, ¡cataplún!, se les revela el horror comunista en toda su magnitud al mejor estilo de Saulo de Tarso cayendo del caballo. Después esos ex comunistas narran como fueron separados (¡por supuesto nunca por oponerse al régimen criminal!) de la teta oficiosa que los sustentó largo tiempo a cambio de su ingenuidad, y por último rematan sus declaraciones afirmando que vivían en la misma miseria que padece la generalidad del pueblo oprimido. ¡Pobres ex funcionarios! ¿Cómo ha podido el PCC usurpar el poder con personal tan incauto?

Sin embargo la otra cara de la moneda raramente se muestra en programas como A Mano Limpia por las tres causas siguientes: no se le hacen preguntas incómodas a esos ex funcionarios, no se investigan a fondo los temas tratados y no se le presenta al público la versión de contraste propia del buen periodismo.

En Cuba nadie forma parte del gobierno por méritos como ser buen deportista o por graduarse con honores en cualquiera de las universidades exclusivas de los revolucionarios o de quienes se comportan como revolucionarios para graduarse. ¡Se le exige más que eso! Tampoco es suficiente cumplir con la guardia en el Comité de Defensa de la Revolución (CDR) ni pagar el sindicato oficioso (CTC) ni donar un día de salario al mes para el fondo de las Milicias de Tropas Territoriales (MTT). ¡Se le exige más que eso! Únicamente los ex funcionarios que pasan al exilio podrían revelar con exactitud cuáles son los requisitos para alcanzar los puestos que ellos ocuparon durante su luna de miel con el PCC.

Por otra parte es conocido que los funcionarios comunistas (sean del MININT, del MINFAR o de cualquier otro ministerio) viven considerablemente mejor que el resto de la población. Para ilustrar lo antedicho basta con exponer el siguiente caso de la vida real, posiblemente conocido por la mayoría de esos ex funcionarios que ahora aparecen en los medios.

Frente a la cafetería Casalta, ubicada en la Quinta Avenida de Miramar, en Ciudad de La Habana, reside una persona de nombre José pero conocido por “Pepe”. Él es funcionario de la inteligencia y entre otros conocimientos se especializó en mecánica en Italia (se dice que en una fábrica de la empresa Alfa Romeo). También trabajó varios años en la sección de intereses del PCC en EE.UU. de donde regresó a Cuba cargado de muebles, equipos electrodomésticos, joyas, ropa y calzado de alta calidad... entre otros beneficios prohibidos para las personas comunes en la isla. La esposa de Pepe, conocida por el sobrenombre de “Tonga”, era a finales de los años 80 del siglo pasado quien estaba a cargo de las comidas y bebidas que se servían en los actos gubernamentales efectuados en el Palacio de las Convenciones. Obviamente ella es, por lo menos, agente de la contrainteligencia. El matrimonio tiene tres hijos y mantiene excelentes relaciones con Masiques, uno de esos oscuros personajes del ámbito del espionaje cubano. Padres e hijos tienen auto propio. La familia recibe cada mes, sin costo y con entrega a domicilio gratis, una cuota especial consistente en carnes y frijoles de todo tipo, arroz, leche fresca, quesos, huevos, jamón, embutidos, entre otros muchos productos. No diré más porque lo dicho hasta aquí evidencia el contraste entre el nivel de vida de los funcionarios comunistas y la oscura existencia de sus oprimidos haciendo filas para comprar el pan diario de 30 gramos que le corresponde por la “libreta de abastecimiento”, eufemismo oficialista con que se enmascara la cartilla de racionamiento vigente en Cuba.

Volviendo a las irrelevantes revelaciones del ex escolta de Fidel Castro en el programa A Mano Limpia, vale la pena mencionar lo que él dijo sobre su presunto arresto en 100 y Aldabó donde radica el Departamento Técnico de Investigaciones (DTI). Sánchez denunció que allí las celdas son tapiadas y antihigiénicas, que el trato es inhumano, que las torturas inflingidas a los detenidos son mentales y físicas. En fin, nada nuevo. Esa información la ha venido repitiendo desde 1988 cada activista defensor de los derechos humanos. Se sabe que la muerte es fecunda en el DTI de 100 y Aldabó. Ese centro de detención es comúnmente llamado “cien y se acabó” por los crímenes que allí cometen sus funcionarios. Las siglas DTI en argot presidiario significan “Díselo Todo al Instructor” pues arrestado que no “canta la jugada”, o sea que no confiesa su culpabilidad aunque sea inocente, podría salir de allí “con los pies por delante”.

De cualquier modo me parecen interesantes las versiones de ex funcionarios del régimen comunista como Sánchez. Habría que indagar por qué últimamente hay en Miami una hemorragia de revelaciones sin importancia por parte de ellos.

Algunos sostienen la hipótesis según la cual esos ex comunistas manipulan a los medios de prensa locales dándoles informaciones sin importancia como ubicación de residencias de altos funcionarios, cantidad de carros que ellos poseen, sus dietas favoritas, las corrupciones consuetudinarias conocidas por todo cubano, los chismes de infidelidades matrimoniales y demás “gozaderas” sexuales; a cambio de la coartada necesaria en imágenes de vídeo que le permitiría a esos ex funcionarios reciclarse en el futuro político de Cuba con la fachada de ser los denunciadores de atropellos, los defensores de la democracia que no son.

Otros compatriotas, más suspicaces, creen que el reciclaje ya comenzó con una operación de inteligencia en la que ex funcionarios como Juan R. Sánchez o Alcibíades Hidalgo fueron autorizados por la inteligencia del PCC a emigrar para desempeñar el papel de “los buenos” en contraposición con el de “los malos” que permanecen en Cuba y entre estas dos fuerzas aparentemente contrarias crear el estado de opinión propicio para que el PCC, en el momento oportuno, efectúe transformaciones al estilo Gorbachev implantando una seudo democracia donde esos ex funcionarios exiliados y quienes ellos avalen en Cuba se mutarían en paladines de la libertad y de la justicia al tiempo que sacarían del juego a los verdaderos opositores y activistas pro democracia.

No faltan quienes aseguran que los ex funcionarios “están echando palante a sus antiguos compañeros en venganza porque aquellos les pisaron el cayo a estos para ocupar sus cargos”.

Por falta de pruebas, no descarto ninguna de esas hipótesis. Afortunadamente hay tiempo para confirmar por dónde viene la verdad. Entretanto seguiré analizando las versiones de esos ex funcionarios del PCC gracias a programas como A Mano Limpia, pero no me trago el anzuelo de que los ex comunistas pasan al exilio de terciopelo sin sus manos sucias.


*Lázaro González Valdés, Exprisionero político (conciencia) en Cuba, fue uno de los cinco ejecutivos principales de Concilio Cubano y fue detenido durante la ola de arrestos que fue causa parcial de la no celebración del Concilio Cubano en 1996. Actualmente reside en Miami y continua contribuyendo a la causa de la libertad de Cuba, dirige la página de Internet Semanario a Fondo, Dirige S.O.S. Justicia, organización encargada de recoger denuncias de violaciones a los Derechos Humanos cometidas por el actual sistema comunista en Cuba para en su momento oportuno tornar dichas denuncias a los tribunales competentes.