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Después del aspaviento.
Por Luis Tornés Aguililla.

Algarabía enfática y aspaviento con ojos en blanco y desmayos habrá sido nuestro televisivo pan cotidiano después que un bufón del Rey de Cuba leyera el anuncio de que Su Majestad era tan mortal como mi abuela pero por suerte, algunos cubanos nos recogimos, quedos y alevosos, en espera del acta de defunción que no llegó y que siempre será el único documento que aportará un cambio « significativo » en la triste realidad de nuestro país, Cuba, el único lugar del mundo donde la esperanza está ligada a la muerte de un hombre. (El necrosueño es nuestra cruz).

Y mientras esperábamos a ver qué pasaba, Miami vivía momentos pocas veces vistos en aquella ciudad sin que viniese a la mente de los apiñados que la fascistoide banda armada de La Habana simplemente había puesto en marcha su plan general para seguir impidiendo que un sistema democrático vea la luz en Cuba.

Lo esencial, lo que realmente neutralizará de manera determinante la felonía de los hermanos Castro y de sus cómplices será la actitud de la nación cubana tanto en Cuba como en el exilio.

Quizá fuese de algún interés que, los cubanos desterrados de facto, encontremos un punto de convergencia semántica para lo cual, los unos y los otros, tendríamos que abandonar las perspectivas de nuestros propios minidogmas o de nuestras convicciones más ásperas, quizá así, podría existir entre nosotros, ¡ nosotros los cubanos, por favor !, un terreno común que inspire respeto en la comunidad internacional.

Esa misma comunidad internacional que califica a la gente en función del P.I.B del país del cual venga el demandante y que calcula y condiciona cualquier ayuda a la luz de parámetros que, nosotros, los hijos que tuvo Liborio con Rita la Caimana, no podríamos sufrir en silencio monacal.

¡ Sois cobardes ! – me dijo harto empechugada una amiga gala – pero la cosa no es de cobardía sino de incoherencia : ¿ Cómo creer o prestar atención al más mínimo fonema pronunciado en la televisión por un bufón del Rey ?. Eso no tiene sentido aunque el susodicho bufón llevara las mangas de su camisa remangadas para hacerse el muy proletario, eso es como decirle al ladrón que sorprendemos en casa, que haga el favor de cerrar la puerta antes de irse.

Es gracias a esa especie de esquizofrenia colectiva de los cubanos que, al menos en parte, el castrofascismo encuentra su permanencia en las mentes y en el poder pero Fidel, Raúl y los otros del séquito íntimo saben que la muerte y sus consecuencias siempre llegan – como diría el emperador Marco Aurelio – « a la hora exacta y no antes ni después », de modo que el aspaviento sólo sirve para darle importancia a un sistema de valores y de conceptos que deseamos desterrar de la isla de Cuba para siempre.

LEMA DEL DIA :
¡ Gusanos del Atlántico norte, unámonos !.


Francia, Agosto 13, 2006.