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Los nuevos diádocos.

Por Juan Carlos Linares Balmaseda

LA HABANA, Cuba, septiembre ( www.cubanet.org ) - Eran los diádocos el círculo íntimo del caudillo; es un término del idioma griego clásico, cuyo significado es sucesor. Después de la muerte de Alejandro el Magno (323 a C.), los diádocos se repartieron su imperio llevando a cabo durante veinte años grandes luchas por obtener el poder y la hegemonía sobre sus colegas. Pelearon entre ellos desbaratando y repartiéndose el imperio.

Después de dos milenios, en una isla del Mar Caribe, otro Alejandro aferra sus manos envejecidas al poder. Se trata de un pequeño imperio mañosamente conquistado por Fidel Alejandro Castro Ruz y sus allegados.

La cartilla castrista menciona al Partido Comunista de Cuba (PCC) como rector y garante del continuismo, es decir, un desastre irrevocable para la inmensa mayoría de los cubanos. Y aunque no puede asimilarse que sucederá tal y como se dice, tampoco debe dejarse por sentado que no ocurrirá. ¿Qué interés podrá tener Raúl Castro en abandonar las comodidades totalitarias para aventurarse en otra vida plagada de incertidumbres?
Se sabe que cada militante del PCC ha sido un instrumento personal de este monstruoso aparato creado por y para el gobernante absoluto. De ahí que son pocos los cubanos que consideran que ser militante del PCC realmente prestigia. Además, para los del PCC el marxismo-leninismo siempre fue la peor asignatura en materia ideológica. Su doctrina solo llegó a implementar, de la "sovietización", los detestables cánones represivos bendecidos con agua tropical.

En el ejercicio de los músculos autoritarios tuvieron mayor peso los estrafalarios giros de su fundador y dueño, Fidel Castro. Sería una verdadera sorpresa que ese tosco ariete sucesor, Raúl, mostrara capacidad de unidad y maniobra una vez muerto Alejandro. Pero cuidado, si los ciudadanos continúan manifestando síntomas de acatamiento y apatía social, sobrevivirá el nepotismo.