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“Los hombres que ceden, no son los que hacen a los pueblos, sino los que se rebelan. El déspota cede a quien se le encara, con su única manera de ceder; que es desaparecer: No cede jamás a quien se le humilla. A los que le desafían; respeta: nunca a sus cómplices”

José Martí


El Cambiecito
Por Orlando Fondevila.

Que el castrismo ha fracasado y se halla en estado terminal es un hecho perfectamente constatable, incluso cuantificable. Ha fracasado en todas sus apuestas básicas y en todos sus propósitos declarados. El único de los propósitos de Castro en el que ha tenido éxito - verdad que para él es lo fundamental- es en el haber conseguido un poder absoluto sobre la sociedad cubana, sostenido literalmente a sangre y fuego hasta el día de hoy.
Su gran apuesta estratégica, en cuya consecución sacrificó a varias generaciones de cubanos, fue la alianza con la Unión Soviética - en gran medida subordinación- y el llamado “socialismo real”, en los que creyó como vencedores de los Estados Unidos y del capitalismo. Fracaso absoluto y ruidoso.

Pretendió el castrismo crear un “hombre nuevo”, es decir un hombre despersonalizado, obediente, fanatizado, antiamericano y ateo –más bien creyente en la nueva religión- y ha conseguido un hombre cínico, amoral (le llaman doble moral), absolutamente egoísta. Aunque, también, en el fondo, ese hombre sueñe con la libertad y los valores que encarnan los Estados Unidos; y por supuesto, un hombre en búsqueda desesperada y confusa de lo trascendente, es decir, de los valores religiosos. Fracaso absoluto e incontestable.
¿Y qué decir de sus delirios de desarrollo económico que llevarían al país a superar a los Estados Unidos y que al cabo de 46 años se reducen a una olla arrocera por familia y a distribuir un poco de chocolate? Ruina total.

Pero resulta que justamente ahora, cuando la sociedad cubana se halla agotada e inquieta, cuando comienza a moverse buscando un poco a tientas el camino para salir de la irreversible crisis, y que no puede ser otro que la desaparición de Castro y del castrismo, se nos aparecen los “bienintencionados”, los “humanistas”, los “preocupados” por el bienestar y la paz del pueblo cubano, los horrorizados por la posible violencia que pueda desatarse. Son los mismos que en 46 años de miseria, de muerte dentro y fuera de las fronteras de Cuba, y de violencia incesante contra la sociedad, no han sido capaces de decir una palabra. Ahora, justamente ahora, vienen en plan de “pacificadores” y de bondadosos consejeros, en plan de intermediarios, promoviendo, a través de diálogos imposibles, falsas y obscenas soluciones intermedias. Vienen a sugerirnos “cambiecitos”.

Vienen a salvar al castrismo. La Europa decadente, obnubilada, nostálgica de antiguas grandezas irrecuperables y roñoza por envidia a Norteamérica, quiere salvar a Castro, y de paso salvar sus negocios y molestar a los USA. Al frente de la comitiva el Gobierno socialista de España y toda la izquierda internacional, ésta última decidida a salvar lo único que les queda de su pasado “glorioso”: Castro y la revolución cubana. La alianza de salvadores sabe que no es posible dejarlo todo como está, que algo habrá que hacer para que parezca que hay cambio y que permanezca lo fundamental. Y en eso están. Buscan, y hasta encuentran, aliados entre algunos cubanos, para a través del “diálogo crítico” –dicen- con el gobierno y con la oposición, alcanzar el “cambiecito”. En buen cubano: el cambalache. En otras palabras, quieren un castrismo “dulcificado”, con “rostro humano”, ¿se acuerdan? Castro y su guardia pretoriana –pretendidos sucesores- están en la jugada. Ponen condiciones. Los “pacificadores” se hacen los críticos y ponen las suyas. Se intercambian peticiones de “gestos”. Y que nadie dude que habrá intercambios de gestos. Preparan “el cambiecito”.

Sólo que son muchos los cubanos, dentro de Cuba y en el exilio, que no van a aceptar el “cambiecito”. Porque saben que la única solución es EL CAMBIO. Y que más dolor que el que hemos padecido y padecemos no es posible. Y que no es posible menos paz y más violencia que las que hemos sufrido y sufrimos.
Cuba se encuentra ya madura para el CAMBIO.


Madrid, España Marzo 26, 2005.