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Cardenal Tarcisio Bertone, el rostro cómplice del Castrismo.
Por Eduardo Vidal Franco

El Vaticano - reconocido desde 11 de febrero del 1929 por el Pacto de Letran mediante negociaciones con Benito Mussolini-, conforma el Estado soberano más pequeño y menos poblado del mundo; sin embargo, su influencia global es una de las más altas dado que, entre otros elementos, su mensaje se puede escuchar en casi todos los sitios del planeta.

Hace dos días Don Tarsicio Bertone, el purpurado representante de la Diplomacia Vaticana, realizaba una visita a España donde el enfrentamiento con el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero era manifiesto al defender públicamente los valores judeo cristianos que sustentan la civilización occidental, recordando por ejemplo que:

El Papa, “pone de relieve, en primer lugar, la responsabilidad que incumbe al Estado: todo Estado tiene el deber primario de proteger a la propia población frente a las violaciones de los derechos humanos “, de tal forma que, como declaró en su discurso ante la ONU, “si los estados no shttp://www.cubademocraciayvida.org/default.aspon capaces de garantizar esa protección, la comunidad internacional ha de intervenir con los medios jurídicos previstos por la Carta de las Naciones Unidas y por otros instrumentos internacionales”. Además de señalar que la fuente de estos derechos no es nunca un consenso humano: que la vida no se le debe negar a nadie.

Entre otros derechos hacía referencia a que “es la familia, y más concretamente, a los padres, a quienes compete por derecho natural la primera tarea educativa, y a los que se debe respetar el derecho a elegir la educación para sus hijos acorde a sus ideas y, en especial, según sus convicciones religiosas “.

Este posicionamiento, a favor de la libertad del ser humanos del alto cargo del Vaticano, ha sido aplaudido por amplios sectores cívicos; no obstante, como cubano desterrado en España me surgen serias dudas de la coherencia del discurso. Permítanme compartirlas:

En febrero del 2008, este miembro de la casta diplomática internacional, volvía a pisar la tierra que se nos impide visitar a miles de nosotros para recibir el arropo del Crimen Castrismo. Era recibido con honores y elogios por el Castro de turno intentando “adoctrinar” a los cubanos del buen hacer de este dictador.

Los mensajes de Bertone fueron muy bien dirigidos a legitimar la sucesión de Raúl Castro y negociar espacios de poder para el Estado que representa.

El Cardenal Bertone, esta vez olvidó en su discurso los derechos humanos del pueblo cubano- pisoteados sistemáticamente hace cincuenta años por quienes le trataban con tanta deferencia. Olvidó a las familias cubanas sometidas a un estado tiránico y sobre todo a los pobres de nuestra Patria.

En mi opinión el Cardenal prefirió la complicidad con los poderosos de Cuba, la nomenclatura comunista que se alimenta y se enriquece del dolor de nuestro pueblo. Por no ser menos, es cierto que cumplió con el ritual (hipócrita) solicitando la libertad de algunos presos políticos por razones humanitarias.

Y digo hipócrita porque el viaje quedó resumido en un elegante brindis con la élite representativa del Partido Comunista; su esencia no, su leitmotiv se alejó de la defensa a los que no tiene voces. Tiempo tuvo para intercambiar saludos con su compañero del Colegio Cardenalizo: el Sr. Ortega Alamino Jaime, ambos muy a gusto en mutua compañía, al no tener que sufrir las penurias del resto de los cubanos, este ultimo disfrutando unos días antes del privilegio de visitar la Expo–Zaragoza, donde sin sonrojo alabo los cambios positivos emprendidos por el dictador Raúl. Ha pasado casi un año de este evento y Bertone ofende a los cubanos de bien cuando defiende para los españoles lo que olvida para nosotros en nuestra Patria.

En el ejercicio público de la hipocresía actúa como los fariseos de antaño, incapaces de cargar con los fardos que obligaban a cargar a otros. Sus palabras y su acción se alejan, una vez más, de las primeras comunidades cristianas donde todos eran iguales y los derechos de todos valían en cualquier sitio y ante cualquier circunstancia. Que distante de los Pedro y Pablo que sin focos ni cámaras defendían a sus rebaños aun en contra del imperio romano.

Creo que a este Cardenal, cómplice del Crimen Castrismo, alguien le debe decir que aun es tiempo para comenzar de nuevo en el recto camino de la defensa incondicional de los derechos fundamentales de todos. Personalmente me atrevo a proponerle que regrese una vez más a mi tierra con el siguiente programa de rehabilitación:

- Podría empezar por pasar un día en los centros de interrogatorio y torturas de la Seguridad del Estado.
- Otro en las inhumanas cárceles donde podrá compartir la soledad, el hambre y la represión a los presos políticos, junto al esclavismo de los presos comunes.
- Un día en las cárceles de los enfermos de sida a los que se les niega atención médica
- Un día junto a los menores que pierden su inocencia cuando se prostituyen en brazos extranjeros
- Un día con los ancianos solos y olvidados.
- Un día junto a los que han perdido la esperanza y no encuentran otro mañana que no sea la emigración
- Un día en la tumba de un asesinado del Castrismo, que se niega a ver el cielo, hasta tanto pueda recibir por lo menos las flores de sus seres queridos.

Siete días le propongo, siete males del régimen que usted legitimiza para que conozca en sus carnes y pueda comprender el dolor de las víctimas.
Siete plagas relata la Biblia que envió Dios para ablandar el corazón del Faraón.
Quizás después de esta experiencia se llene de valor para denunciar a los verdugos.


Dr. Eduardo Vidal Franco
Exprisionero de conciencia cubano

España, 7 de febrero del 2009

*Dr. Eduardo Vidal Franco, Ejerce como Médico en España actualmente, Ex–prisionero de conciencia, cubano, Presidente de la Asociación “Cubanos por la Libertad”
España,