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Artículos
Cuba, la Tragedia interminable.
Por Ernesto Díaz Rodríguez*
17 de abril, una fecha histórica
La epopeya de Playa Girón, que intentó derribar las barreras de la
hipocresía castrista y salvar a ese pueblo infeliz que marchaba al
suicidio de su libertad, seducido por la demagogia de un gangster
carismático, todavía está por ser reconocida por una parte de quienes,
por diversas razones, aún se dejan engañar.
Pero duele la mala intención o la ignorancia de los que
todavía se atreven a querer presentar el patriotismo de esos jóvenes que
lo arriesgaron todo con ejemplarizante valor por la libertad de Cuba, en
contraste con la cobardía y la traición de quienes los abandonaron.
Duele. Duele la mezquindad de los mal agradecidos o mendigos de espíritu
que tratan de presentarlos como simples servidores de los intereses
norteamericanos. Duele, pero junto a ese dolor el acíbar de la
ingratitud nos produce una nauseabunda sensación: es el propio malestar
ante los turbios e indescifrables retorcimientos de la conciencia humana,
porque fue un acto heroico que merece respeto. Porque atrás dejaron sin
vacilaciones el calor de su familia y las posibilidades de prosperidad
en la nación más rica y libre del mundo y arriesgaron sus vidas por un
noble ideal, de paz y de justicia, al que tiene derecho todo el pueblo
cubano.
El sacrificio de aquel malogrado desembarco el 17 de Abril de 1961 fue
un gesto de patriotismo que nos dignifica, al igual que el sacrificio de
los prisioneros políticos y el de miles de gloriosos cubanos que
enfrentaron la muerte con honor ante el paredón de fusilamiento gritando:
¡VIVA CUBA LIBRE! ¡VIVA CRISTO REY!
El heroico desembarco de Vicente Méndez, junto a un grupo de valientes,
otro 17 de Abril, nos obliga a reflexionar sobre la importancia
histórica de esa fecha. Fueron ellos la mejor esperanza de Alpha 66 en
momentos cuando la tiranía intentaba consolidarse con el impacto
psicológico de una zafra azucarera de “10 millones de toneladas” que,
como era de esperarse, terminó en estruendoso fracaso para Castro.
El desembarco de Méndez tampoco tuvo éxito.
Lamentablemente el experimentado jefe guerrillero en las luchas del
Escambray fue ultimado en desigual combate. De igual forma varios de sus
compañeros entregaron sus vidas en diversos enfrentamientos, combatiendo
sin dar treguas al enemigo, en precioso holocausto por la libertad de
Cuba. Otros que integraron su humilde contingente expedicionario fueron
vilmente asesinados en el paredón de fusilamiento. Pero ahí quedaron sus
fértiles semillas. Su sangre generosa hoy está en las raíces y son fruto
que nos dan su aroma y entregan su dulzura a los corazones de quienes
dentro y fuera de Cuba mantenemos la fe y el espíritu fuerte, de los que
preferimos mantenernos abrazados a la estrategia de la intransigencia,
que es el surco del decoro, el de la decencia patriótica y la dignidad.
Intransigencia, sí. Porque el respeto a nuestros mártires nos lo exige.
Y porque la naturaleza perversa y aniquiladora de tirano Fidel Castro y
su régimen comunista nos impone la erradicación total de sus estructuras,
aunque les moleste a los dialogueros, a esos débiles e inescrupulosos
que perversamente mendigan un espacio compartido con los asesinos y
torturadores al servicio de la camarilla gobernante.
La lucha continúa. La libertad de Cuba cada día se
vislumbra más cerca. Más que una brizna de luz en la distancia nos
parece una estrella al alcance de la mano. La tiranía se deshace
erosionada por el tiempo y los desaciertos de un caudillo ridículo y
gastado. Demolida su economía y en harapos la salud y la moral del
tirano, la situación invita a todo un pueblo a la desobediencia cívica
total. Sabemos que se puede, porque conocemos las potencialidades y las
ansias de libertad del pueblo cubano.
El 17 de Abril, repito, es fecha de sacrificio y de
abnegación. Y es fecha que ha de servir de orgullo para todos los
cubanos. Acontecimientos históricos la hacen diferente. La hacen más
hermosa y significativa, más radiante de luz, como faro incandescente
que señala el rumbo hacia ese alba sin cadenas que buscamos con
creciente ansiedad. Mas allá de ese horizonte indescriptible donde se
haya aprisionada la nación cubana hay un sueño sin rejas ni alambradas
de espinos. Hay un sueño de amor, cincelado con lágrimas y sangre
torturada, donde no existe espacio para la humillación, para el vulgar
atropello a la integridad física y a la dignidad del hombre. Un sueño de
decencia y reconocimiento a la persona humana por su inteligencia y sus
valores, no por su vileza e incondicionalidad. En Alpha 66 sabemos que
se puede y luchamos con dedicación para conquistarlo, sin esperar por
nadie ni pedir permiso a nadie; con el espíritu y con el coraje de los
que han hecho histórico el 17 de abril, para quienes hoy abro mi corazón
en merecido gesto de admiración y de gratitud sincera.
*Ernesto Díaz Rodríguez, exprisionero político cubano, cumplió 22
años de cárcel en las mazmorras castristas, es poeta, escritor, y una de
las figuras sobresalientes y con más claras ideas de nuestro exilio.
Actualmente funge como Secretario General de Alpha-66.
Fuente: Gentiuno.com
Publicado el 15.04.2006 11:54
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