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Artículos
Condena muy merecida.
Por Cary Roque
Cuando apareció la votación en la pantalla del salón de
Naciones Unidas donde se llevaba a cabo la sesión número 60 de la
Comisión de Derechos Humanos y en un rápido conteo pude comprobar que
nuevamente la dictadura cubana era condenada, mi corazón latió rápido,
mi mente voló hacia atrás y percibí ese dulce sabor del deber cumplido,
de que la justicia nuevamente se hacía cargo de castigar la crueldad, la
maldad, el abuso que durante 45 años se ha cometido contra mi pueblo.
Varios rostros vinieron a mi mente, el de muchas de mis compañeras de
prisión asesinadas sin que nadie escuchara en ese momento. Dora Victoria
Reyes, Juana María Díaz, Julia González Rosquete, Lidia Pérez López...
También sentí a mi lado la presencia de Dora Delgado --Japón--, Teresita
Vidal, María Noelia Ramírez y Flores y tantas otras que jamás pudieron
regresar a su amada Cuba.
Sí, se hizo justicia por todas ellas, por Estrella Ríos, asesinada con
su pequeño Ernesto huyendo del infierno; por Raisa, Elizabeth y miles de
nombres más de mujeres que han perdido sus vidas a lo largo de 45 años.
Y se hizo justicia para Marta Beatriz, que hoy ocupa un espacio en una
prisión castrista, y para nuestras madres, muchas de las cuales murieron
más por el dolor sufrido que por los años...
Cuando llegó la noche, en la soledad de mi habitación, a miles de millas
de mi hogar, conversé con todas y les conté cómo las bestias se habían
enfurecido y nuevamente habían demostrado ante el mundo el porqué tenían
que ser condenados. Después me quedé dormida. Creo que jamás en mi vida
lo he hecho con tanta paz.
Cary Roque
caroque331262002@yahoo.com
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