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Artículos
La política como signo.
Por José Antonio Fornaris, Cuba Verdad
LA HABANA, Cuba - Marzo (www.cubanet.org) - En Cuba todo es político. Si
no hay papel sanitario es una cuestión política, porque el estado es el
productor y el distribuidor. Incluso, ese simple hecho se puede
convertir en algo tremendamente ideológico, porque si no hay papel
sanitario los ciudadanos tienen que, para higienizarse un poco después
de evacuar, que acudir al órgano oficial del Partido Comunista (Granma),
o al también oficial órgano de la Unión de Jóvenes Comunistas (Juventud
Rebelde).
Como el estado es una entidad omnipresente, y al mismo tiempo altamente
excluyente, cualquier cosa que hagan los cubanos residentes en la Isla
está signado por la política.
En la despedida a los peloteros que participaron en el recién concluido
clásico mundial, se aseguró que regresarían con el escudo o sobre el
escudo. No parecía, por lo tanto, que iban a participar en un encuentro
deportivo, sino que iban a una importante misión político-militar, algo
así como rescatar a "los cinco héroes prisioneros del imperio".
Si un grupo de académicos sale al exterior no es como representación del
pueblo cubano -dicho sea de paso, el pueblo cubano se representa solo
porque es mayor de edad- sino del estado, caracterizado por una
ideología única y por personas que ejercen sus cargos de forma vitalicia.
Dentro de ese contexto no se le permite a la representación de las Damas
de Blanco ir a Estrasburgo a recibir el Premio Sajarov que les otorgó el
Parlamento Europeo, o a alguna de las figuras de la oposición pacífica
cumplimentar una que otra invitación al exterior. Tampoco se les ha
permitido, en más de una ocasión, a periodistas independientes, asistir
a cursos de perfeccionamiento a los que han sido invitados.
Durante mucho tiempo se ha estado esperando, dentro y fuera de la Isla,
algún gesto de buena voluntad del régimen hacia los opositores pacíficos,
y siempre ha resultado todo lo contrario. Cientos de presos políticos,
actos de repudio en aumento y acoso permanente así lo demuestran.
La excusa de plaza sitiada, que tiene relaciones políticas y comerciales
con el mundo entero, junto a la queja continua de que los Estados Unidos
no otorga créditos financieros, al mismo tiempo que los ciudadanos del
país no pueden comprar muebles para sus hogares si no es al contado, y
con el equivalente en divisas, es el permanente argumento que utiliza la
casta en el poder para sus desmanes y apartheid político.
Abraham Lincoln, en plena guerra civil, hizo elecciones. Los problemas
de un país, graves o no, se resuelven o se comienzan a resolver teniendo
en cuenta a todos los ciudadanos y su posible participación en la
solución de esos problemas. Esto no es el invento del agua tibia; es un
derecho que tiene categoría de permanente.
El estado en Cuba sólo entiende su propio lenguaje, y me parece que a
algunos no les ha quedado más remedio que responderle en su propio
lenguaje. Con los jerarcas del régimen de La Habana no funciona táctica
ajedrecística: si el contrario se caracteriza por el ataque, hay que
jugarle a la defensiva para neutralizarlo.
En la época de los grandes excesos de España en Cuba, porque quería
mantener a como diera lugar su última colonia en América, José Martí
sentenció que sentarse a la mesa, o simplemente visitar la casa del
opresor era hacerse su cómplice. Podemos agregar que cuando
concientemente se representa al agresor, la complicidad es manifiesta.
Lo que dijo Martí es para todos los tiempos.
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